Primero fue la Liebre 1, luego la Liebre II y por último y hasta ahora la 1 1/2. Nació inspirada de las dos anteriores y con criterio de ser construida en pequeñas serles. Pronello encontró una buena solución para los corredores que quieren tener un buen TC en poco tiempo y con buena financiación

Tiene mitad de Liebre I y el resto similar al de la Liebre II. Esto es lo primero que uno se imagina al oír o leer el nombre. Y más o menos esa era la intención al bautizarla uno y medio.

De la Liebre 1 tiene la trompa de plástico fabricada en gran serie; ya estaban los moldes hechos desde que se hizo el primer modelo para Copello. De la Liebre II toda la estructura reticulada que refuerza la plataforma usada, el motor 5 cms detrás de la línea imaginaria que une las dos ruedas por sus centros.

La fabricación en serie de un coche puro y exclusivo de carrera es un ejemplo más del grado de especialización que existe en la categoría, de los intereses que se mueven detrás de ella, de los medios de vida que paralelamente con el progreso del automovilismo van surgiendo. Carroceros, equipos especiales y un sinnúmero de constructores y especialistas en todos los ramos ...

Producción en serie

Pronello para encarar la construcción en serie de la Liebre Mk 1 1/2 invirtió más de diez millones de pesos en elementos varios necesarios para construir rápidamente estos coches; posteriormente les seguirán la Liebre II y los Huayra antes de fin de año casi casi seguro.

El precio de una de estas versiones completas, con tanques de plástico motor, butacas y demás está en el orden de los 3.800.000 nacionales de curso legal. Hay financiaciones, con un contado lógico.

Puede quizás parecer un poco demasiado caro, pero si tenemos en cuenta que un Torino competición en Córdoba valía cerca de los 2.500.000 pesos, sin asientos y sin tanques de combustibie, los 1.300.000 pesos que existen de diferencia no son muchos si tenemos en cuenta la otra trompa de plástico, la estructura y el motor más atrás. Todas características que le dan una performance netamente superior.

Entre las modificaciones figuran los anclajes del diferencial para variar el eje virtual de giro de trabajo del eje trasero. Logrando así un mejor ciclo de trabajo de toda la suspensión trasera. El centro de rolido está ubicado a 6 centímetros sobre el suelo, con 15 de despejo al piso.

Las puntas de ejes son de acero SAE 1.045, las mismas que usa el Gladiator, la estructura antivuelco es casi idéntica a la de la Liebre II, difiere muy poco, por culpa y cargo de la diferencia de carrocería entre ambos modelos y está calculada para trabajar a la torsión.

El motor está corrido 15 cm; por esa causa las válvulas del último cilindro y el último Weber se atienden desde el interior del vehículo. También adentro están los dos tanques de combustible para las competencias ruteras. Para las de autódromo se usa uno solo en el báúl, y se pueden llegar a usar los tres en carreras muy largas o en etapas de Gran Premio. Con 100 litros en los tanques se logra una distribución de pesos de 52 por ciento adelante y 48 por ciento atrás.

El asiento del piloto fue corrido 15 centímetros más atrás. Se encontraron con un problema si aumentaban de ahí en más la distancia. El parante del parabrisas interrumpía la visual del piloto y las zonas ciegas del piso se alejaban demasiado del perímetro del automóvil.

Pronello pensó también en carenar el piso. O sea, tratar de que la superficie del automóvil fuese lo más lisa posible y no tuviese resistencias al aire. Si bien teóricamente es una muy buena idea, el ingeniero de Villa María pensó que la sustentación aerodinámica formaría un colchón de aire presurizado y que obraría en contra de la estabilidad del automóvil una vez lanzado a alta velocidad. Esa masa de aire presionaría "hacia arriba" y disminuiría ostensiblemente la adherencia a altas velocidades, por ejemplo arriba de los 200 kilómetros por hora.

Cerca de diez son las versiones que están de vez en cuando en las corsas. Del Forno, Pachelo, Perkins son algunos de los felices propietarios. Todas equipadas con motores Tornado, pero no es nada complejo adaptarle un siete bancadas. El F-100 sería algo más complicado por el ancho y alto. Habría que cortar las torretas como se hace en el Falcon.

Por Julio Perez Balbi
Dibujos de Héctor L. Bergandi

Torino Liebre 1 1/2 en el Autódromo de Río Cuarto

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