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SP
- 1000 Km de Buenos Aires 1971
El accidente de Ignazio Giunti
Revista
Corsa Nro 247. Enero de 1971
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Todo hubiera sido perfecto si el imprevisible y trágico accidente de Ignazio Giunti no se hubiera encargado de destacar algunas fallas, además de provocar una confusión general en la carrera que empañó en parte todo el trabajo realizado. Una pérdida lamentable en un accidente casi sin sentido por la forma en que sucedió y que necesita ser analizado con mayor detalle
Lo más dramático de todo es que fue un accidente que se vio venir, que se anticipó para toda una multitud que estuvo en el autódromo o que siguió la carrera por televisión. Durante increíbles minutos Jean Pierre Beltoise cruzó la pista empujando su Matra mientras el resto de los coches lo pasaban afeitando, y de golpe lo previsible. Un auto -la Ferrari del infortunado Giunti- lo choca de atrás y de costado y explotó como una bomba.
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Drama, humo, confusión, los camiones de bomberos obstruyendo la pista y finalmente la bandera roja que indica la detención de la carrera.
Algunos coches pararon, otros siguieron y la carrera continuó como si nada hubiera pasado pese a la aparición de la bandera de detención. Una serie de errores o de culpas que corresponde delimitar. Las responsabilidades pueden enunciarse de la siguiente manera:
1) Culpable principal pero no exclusivo es Jean Pierre Beltoise por cruzar la pista empujando el Matra que se había quedado sin nafta. Siguió empujándolo por la pista cuando lo que correspondía era sacarlo de allí por la pista auxiliar del costado derecho (interno) o bien por el pasto (del lado externo) cuando inexplicablemente llevó el auto hacia allí, Beltoise empujó el auto arriesgándose de una manera increíble y lo que podía pasar sucedió. Al comenzar la curva de los boxes el Matra se desplazó levemente hacia el centro de la pista dejando un trecho de camino hacia su costado izquierdo por donde podía pasar un coche con lo justo. La Ferrari de Parkes lo pasó por allí y detrás venía Giunti que aparentemente vio el Matra cuando ya estaba encima. Pegó un volantazo hacia la izquierda y golpeó contra la parte trasera izquierda del Matra con la parte delantera derecha de la Ferrari que se deshizo con el impacto deteniéndose 100 metros más adelante completamente en llamas.
2) Durante los cuatro o cinco minutos en los cuales Beltoise empujó el coche sin nafta por la pista, ninguna autoridad (comisario de pista) le ordenó -como correspondía- que sacara el auto de la pista. Negligencia imperdonable frente a una irresponsabilidad como la de Beltoise.
3) Los banderilleros actuaron a la perfección empleando las banderas amarillas desde la salida del tobogán hasta la curva de boxes antes del accidente indicando que allí había un coche detenido en la pista. La mayoría de los pilotos no acató la orden girando como si nada pasara, entre los cuales se contó a Giunti que salió de la horquilla con todo detrás de la Ferrari de Parkes (tampoco hizo caso de las banderas) por lo cual les corresponde parte de la culpa.
Hasta allí las causas del accidente en sí. Luego de producido y cuando los bomberos acudieron a apagar el fuego se produjo la confusión. El coche era una bola de fuego en el medio de la pista, dos camiones de bomberos obstaculizaban casi por completo el camino y en la confusión uno de los directores adjuntos de la prueba -Sr. Fernández Barrios- colocó la bandera roja que indica detención inmediata de la carrera, con lo cual teóricamente el domingo hubo dos carreras en el autódromo. Una que terminó en la vuelta 38 cuando se colocó la bandera roja y otra -que nunca se inició legalmente- que comprende desde la vuelta 38 hasta el final de los 1.000 Km.
En ese momento algunos pararon casi por completo, circulando a 3 km/h, los Alfa Romeo recibieron orden de detenerse en los boxes, mientras otros seguían como buscando hacer el record de vuelta (incluso zambulléndose ciegamente en la humareda del accidente). Los que estaban parados reanudaron la marcha ante tal confusión y a partir de allí la carrera siguió su marcha. Cosa increíble.
Lamentablemente lo sucedido no se puede remediar y el automovilismo es -quizá como ninguna otra cosa- una realidad fría e inexorable: la carrera debe seguir, cada uno piensa en los riesgos aceptados y en lo inexplicable que parece a veces el precio que debe pagarse.
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