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Gran
Premio de Argentina 1977
Scheckter
en insólito final
... La tribuna vibró con Reutemann
Por
Por Carlos Figueras, Enrique S. Ortega, Ricardo Delgado, Hector
Cademartori, Cesar Sorkin y Carlos Thiery
Revista
Corsa Nro 554 - Enero de 1977 |

Jody
Scheckter, su Wolf y la mirada puesta en el Brabham de Pace. Unas
vueltas más tarde sería líder y ganador del Grand Prix. Impecables
Cuando
todo parecía definido, las diez últimas vueltas entregaron uno de los
finales más emotivos de los últimos tiempos en F1. En
medio de un poco habitual desarrollo, Jody Scheckter dio cuenta de un
cansado José Carlos Pace que no pudo defender su posición. Tercero fue
Carlos Reutemann en trabajo espectacular y logrando muy importantes
cuatro puntos para el Campeonato Mundial en esta, la primer prueba
puntable
El puntero Pace y su coequiper Watson paseaban la silueta de los rendidores Brabham Alfa en primero y segundo lugar. El GP de Argentina parecía estar definido y después de ver la carrera desde distintos sectores nos habíamos decidido a rumbear para los boxes.
A partir de ese momento comenzaron las sorpresas. El irlandés Watson dejaba solo a Pace por problemas en la trasmisión de su auto.
 Jody Scheckter arremetía desde posiciones expectantes y
desalojaba a Mario Andretti. Reutemann que ya había parado a reemplazar
una goma iniciaba una disputa contra el reloj realmente emotiva,
Fittipaldi intentaba por todos los medios a su alcance no dejarse
superar por la Ferrari. Pace, al rato, decaía en su ritmo, y Jody
Scheckter, que era segundo, lo ponía en peligrosa situación hasta que
finalmente lo superó sin ningún tipo de atenuantes. Todo esto había sucedido
en un lapso de veinticinco minutos y cuando el
público estaba por caer en las pegajosas profundidades del tedio.

Lole va alcanzando a Fittipaldi después de duro trabajo. A la salida de la Horquilla se le pondría a la par y lo pasaría en la recta De
aquel orden Pace - Watson - Andretti - Scheckter - Regazzoni - Fittipaldi
- Reutemann poco antes de cumplirse 40 vueltas, a la fila definitiva que
sentenció la bandera, integrada por Scheckter - Pace - Reutemann -
Fittipaldi - Andretti - Regazzoni - Brambilla, habla una diferencia
sideral.
El
GP de la Argentina entregó un impresionante cúmulo de irregularidades
-en lo que a desarrollo se refiere- y en tiempo record. Así lo
entendió la tribuna, que entre
banderas argentinas, emblemas de Ferrari y cánticos de aliento a
Reutemann, se olvidó del insoportable calor y deliró ante cada
peldaño que escaló nuestro compatriota en los últimos veinte minutos
de carrera.
Pero
no sólo el trámite del GP fue insólito. También el auto del ganador
contribuyó para que el periodismo especializado de todo el mundo
recurriera a su memoria para recordar cuántos años hacia que un auto
de F1 no debutaba como ganador. Y el dato saltó. Desde aquel triunfo
del Lotus 49 en el Gran Premio de Holanda de 1967 confiado a las manos
maravillosas de Jim Clark, un constructor no lograba lo que Postlewhaite
(el mismo que concibiera el Hesketh) con este efectivo y excelente Wolf
que Jody Scheckter supo aprovechar de manera integral.

Hasta
aquí todo era color de rosa para Ecclestone y el team Martini Brabham.
Watson, de límpida labor adelante, Pace a sus espaldas. El final no fue
tan feliz
Del
análisis rápido del domingo por la noche se hace impostergable valorar
el proceso del Equipo Martini - Brabham. Carlos Pace no ganó porque
faltando una decena de giros su físico no soportó la temperatura del
habitáculo (unos 75º), la presión sanguínea disminuyó y en un
ultimo esfuerzo todo lo que pudo realizar fue arribar al final salvando
el segundo lugar por apenas 2s 8/10 sobre Reutemann. De allí a la enfermería.
La "palma" lo había copado de manera implacable y con ella
quedaron a medio camino las ilusiones de Bernie Ecclestone y del mismo
Carlos Pace.
El hecho, indiscutible, es que en estos últimos meses la
gente de Brabham y la de Alfa Romeo (motor más liviano con block de
titanio entre otras mejoras) han conseguido de ese conjunto chasis -
motor un rendimiento espectacular. John Watson y Pace se encargaron de
demostrar la solvencia del auto y el infinito panorama que tienen en un
futuro cercano. No no cabe duda que tanto la gente de Ferrari, como
McLaren, Tyrrell y Lotus deben estar pensando en este momento cómo
encarar la arremetida de Ecclestone. 
La piña del Lole el jueves. Fue en la "S" del Ciervo. Nada importante. Solo un alerón herido. De todas formas el gesto del Lole lo dice todo
McLaren,
siguiendo con los equipos, no tuvo suerte en Buenos Aires. Un misteriosa
rotura de vital elemento en el auto de James Hunt cuando era comodísimo
puntero y dosificaba su motor a gusto, hizo que el inglés tuviera que
vérselas muy feas en la "S" del Ciervo y entre una maraña de
alambradas protectoras. Volvió a boxes a bordo de una moto conducida
por Rodríguez Canedo y nunca más se supo a ciencia cierta cuál habla
sido la razón de su extraño despiste que, aclarado sea, no fue un
error conductivo.
Su compañero Jochen Mass, cuando empujaba fuerte y
ratificaba sus condiciones de hombre con ritmo en lo veloz, se encontró
con un motor famélico y quedó en boxes. Lo que para ellos era un Grand
Prix ganado y nueve puntos en casa se transformó inesperadamente en una
debacle poco placentera a juzgar por la cara de Teddy Mayer.
La
otra decepción estuvo a cargo de Tyrrell con sus increíbles seis ruedas
que se ganaron la simpatía de la tribuna desde el mismo momento que
salieron a la pista. Depailler largó en segunda fila pero su motor no rendía
lo esperado. Llegó lejos a la "S" y de allí en adelante
quiso compensar con manejo. Resultado: Dos dibujos que lo retrasaron y
una serie de riesgos que no tuvieron nada de positivos.
Ídem Peterson
que evidentemente no se encuentra muy a gusto en su nuevo elemento. Los
autos tuvieron problemas de rendimiento en sus plantas motrices y sus
posibilidades desaparecieron justamente en un circuito muy rápido como
es el nuestro y donde las soberbias condiciones aerodinámicas del
Tyrrell lo ponían al frente y en lucha directa con el McLaren de Hunt.
Lo cierto, que amén de un tercer tiempo clasificatorio obtenido por
Patrick Depailler, el equipo británico capitaneado por Mr. Ken no tuvo
ocasión de confirmar las virtudes de su remozado aparato.

Otra nueva cara de la F-1. Dicen que tiene fibra. Es austríaco. Simpático. Educado y se llama Hans Binder. Es piloto del Team Surtees
Con
respecto a Ferrari, y si nos remontamos a los últimos años y al
historial del GP de la Argentina, llegaremos a la conclusión que sus 12
cilindros boxer nunca asustaron a nadie en este escenario. El dibujo no
les sienta bien y para colmo de males, el calor tampoco.
Lo que si es
inapelable, es que la Ferrari ya no es el mejor ni el más rápido auto
de la F1. Aquella supremacía que ostentó durante la primera mitad de
la temporada 1976 es historia lejana. Los demás trabajaron, estudiaron
y mejoraron lo suficiente como para desplazarla a un segundo plano. El
convencional chasis McLaren o el mismo Tyrrell y el sorprendente Brabham
Alfa dejaron establecido que a los muchachos de Maranello se les puede
ganar si uno se dedica a hacer las cosas a conciencia y con método.
Lauda
y Reutemann entregaron todo lo que potencialmente están capacitados
para brindar a bordo de un F1. Cada uno en lo suyo, con sus sistemas, pudieron
apenas integrar plazas del segundo pelotón ante un irreverente y
espléndido John Watson y el veloz James Hunt. Problemas en las
suspensiones, gomas que no se adecuan debidamente a esa geometría, una aerodinámica
poco efectiva son los principales factores que conspiraron esta vez para
que las Ferrari no rindieran en Buenos Aires.
Sólo el tercer puesto de
Reutemann, en un desarrollo nada habitual, hizo que esbozaran una
sonrisa en el box de Ferrari por los cuatro puntos que pasan a engrosar
las arcas del equipo.
A
las anormalidades sucedidas, Ferrari mostró una más. Su fama de auto
ideal para trazados veloces se desvirtuó en Buenos Aires donde eran
varios los autos que conseguían distanciarse de
ellas en el Curvón del Fondo en tanto en la zona lenta, donde las
Ferrari siempre fueron indóciles, consiguieron registros parciales de
punta.
Cabe entonces pensar que nuestro autódromo no fue concebido para
que el chasis italiano y su motor 12 boxer puedan discutir privilegios
en condiciones normales. El análisis profundo lo estará haciendo ahora
la gente de Ferrari.
 Momento
clave de la carrera. Emerson parece haberse duplicado, a juzgar por los números.
Sin embargo el de adelante es Jochen Mass, con una trompa del auto del campeón.
Mass frenó un poco a Hunt, permitiendo que Emerson se pusiera a la
cola. Nótese que el Hesketh Nro 24 entra al Cajón bastante
desparramado
Pasado
de lo material a lo humano, es justo comenzar por John Watson. El
irlandés ganador del GP de Austria del año pasado subió por primera
vez al Brabham Alfa Romeo el jueves por la tarde. Lo tanteó una docena
de vueltas, se conocieron en seguida y comenzaron a salir los tiempos.
Invariablemente con registros inferiores a los de Pace que tiene mayor
experiencia en ese chasis y motor. Eso habla claramente de la capacidad
de Watson, de su adaptación instantánea al medio y de un futuro muy
interesante para un piloto efectivo, correcto, frío e inteligente que
no todo el mundo tenía en su lista de posibles. Ahora el brasileño
tendrá que esmerarse para estar en un mismo nivel que su nuevo y muy
capaz compañero de equipo. 

Jody
Scheckter no supuso que seria el ganador. Pero la furibunda "palma" de Pace le aclaró su horizonte. El Brabharn empezó a
perder ritmo, cortaba lejos en la "S", en la Chicana, sus
tiempos eran irregulares. Informado de boxes, el sudafricano exigió
cuanto pudo a su excelente Wolf y a cinco vueltas del final pasó a ser líder.
Nadie podrá discutir la legitimidad de este triunfo ni el manejo
demoledor y positivo de este primer ganador de un Grand Prix en 1977.
Lo
de Pace se puede comprender aunque indica quizás una falta de estado físico
ideal, lujo que no puede darse un profesional de su nivel. Brambilla
terminó aniquilado. También le pasó Scheckter y Reutemann pero
tuvieron el suficiente "resto” como para arribar con ritmo y sin
decaer a la vuelta 53.
Es
agradable, claro está, tener que escribir acerca del espléndido
trabajo de Carlos Reutemann. Una buena largada, una mente clara para el
planteo cuando quedó establecido que su Ferrari no estaba para la punta
sino para seguir de lejos a Scheckter y nada más.
Luego, la goma que lo
hace dibujar en la entrada a los mixtos, la parada en boxes (14 segundos
perdidos) y de alli en adelante una serie de tiempos demoledores, con un
manejo aguerrido, frenando más allá de lo aconsejable y mostrando un
manojo de recursos que sólo tienen los dotados. El 1m51s1 queda como
muestra irrebatible de su magistral tarea a bordo de su Ferrari.
 Uno
de los dibujos protagonizados por el francés Patrick Depailler a bordo
del Tyrrell. El motor no rindió a pleno y el piloto no estuvo en un día
feliz
Para
completar el Cuadro de Honor es indispensable no olvidarse de Emerson
Fittipaldi luchando con un auto casi ingobernable; Mario Andretti que se
quedó en el último giro beneficiando a Reutemann y después de
convencer a todos que el nuevo Lotus tiene mucho futuro. James Hunt, el
actual campeón, pulcro y con una prolijidad que sólo lo pueden tener
quienes están seguros de sus condiciones y de las virtudes del auto que
conduce. Vale el mismo comentario para el alemán Jochen Mass con el
otro McLaren.
 Las
pruebas de clasificación
Viernes
7
Tanto
Depailler, como Hunt y Watson estuvieron a la altura de lo hecho el jueves
y sólo faltó a la cita Laffite que padeció los inconvenientes
presentados por un motor remiso a entregar potencia. Esta sesión acercó
a los puestos de vanguardia a Jochen Mass, mientras que las Ferrari,
pese a los esfuerzos de Lauda y Reutemann, no se veían bien
plantadas.
Patrick
Depailler con una solvencia y arrojo notables transitaba todos los
sectores del circuito como guiando un scalectric. Por su parte Hunt y Watson
le pisaban los talones en los tiempos. El primero con un auto que se
adapta a la perfección al circuito Nº 15, y el irlandés usufructuando
los kilos de menos y toda la potencia que ahora tiene el Brabham-Alfa.
Con
los primeros lugares prácticamente consolidados debido al monopolio de
los citados, se podía ver el excelente desempeño de un Andretti a
bordo del nuevo Lotus 78, los infructuosos
esfuerzos de Peterson debutando en un Tyrrell y las buenas labores de
Lauda y Mass.
Como
estaban las cosas al cabo de la primera serie, todo parecía indicar que
la restante no depararía sorpresas. Sin embargo, no bien ésta mediaba,
los tiempos de Hunt se acercaron peligrosamente a los de Depailler, poco
le bastó al Campeón del Mundo rebasarlos cuando la brisa se acentuó y
la temperatura comenzó a disminuir. Watson se afiataba aún más a su
auto y también se acercaba a los registros del francés.
Mientras
tanto, ¿qué hacia Depailler? su ritmo parecía ser el de costumbre
pero los tiempos no aparecían. Cuando la sesión finalizó nos
enteramos por su propia boca de lo ocurrido: "No me preocupa mucho
lo hecho por Hunt; durante la última parte de esta serie estuve girando
con los tanques de combustible casi llenos y pude comprobar que el auto
va muy rápido”. Ahí estaba la explicación.
Sobre el final, Lauda
mejoraba sensiblemente su colocación, Mass se mantenía como cuarto en
discordia, Pace se despistaba en la bajada del tobogán -lugar donde,
según él, se hallaba la diferencia con respecto a Watson-, y Peterson perdía
una de las pequeñas ruedas delanteras del Tyrrell en la S del Ciervo. 
En
este momento nadie sospechaba el final de Hunt. Venía adelante con
mucha luz y dosificando los elementos del auto
Cuando
faltaban pocos minutos para la finalización, una violenta explosión
sacudió el Autódromo, luego de los primeros minutos de incertidumbre
se pudo comprobar que se había debido al estallido del extintor
delantero del Lotus de Andretti, que ocasionó importantes daños al
auto y un susto mayúsculo y algunos magullones al italo-americano.
Sábado
8
Los
pronósticos de quienes aseguraban que la segunda parte de las pruebas traería
tiempos de excepción, no tuvieron en cuenta un factor atentatorio: el
calor. Poco se pudo hacer al respecto por parte de los pilotos, como si
hubiesen derramado plomo derretido sobre la pista, los 41º y pico que hacían
a 60 centímetros de la pista cuando se puso en marcha la sesión, nos
hablaban de temperaturas muy por encima de ésta sobre la superficie
asfáltica y de la imposibilidad material de lograr buenos
registros.
En
este ambiente tan anormal, presente
en la tercera serie, Patrick Depailler fue el más veloz con un tiempo
algo más elevado que los mejores del día anterior e inclusive el suyo
propio. A Depailler lo seguían Lauda, Watson, Mass, Peterson, Hunt,
Reutemann, Brambilla y Andretti.
Hacia
la hora del crepúsculo, se puso en marcha la serie final y los pilotos,
se prepararon con la "fresca", para el asalto final a los
tiempos. Hunt y Depailler giraban a ritmo fuerte y sostenido sin
exigirse, aparentemente, por mejorar lo hecho y como tratando de
establecer un tren de carrera para el día siguiente.
Pero el resto no hacia
lo mismo. Watson se volvía a enchufar y se erigía en la revelación
del día al desplazar a Depailler del segundo lugar, también mejoraba
Lauda. Pace lograba hilvanar todo bien y sacaba un buen tiempo,
Reuternann trepaba dos lugares al orillar el minuto 50 para su mejor
vuelta. Para James Hunt quedaba 1m48s68 como record absoluto a 197,695
km/h, la Pole Position y el primer paso en la defensa de su titulo de
Campeón.
El
domingo se vería...

Por
primera vez la imagen de Argentina. Carlos Reutemann girando con la
Ferrari y doblando la Horquilla. Después vendría el dibujo
Jody
Scheckter, el inesperado triunfador
Permiso...
Puedo ganar
El
sudafricano Jody Scheckter no es uno de esos tipos que frente a cada
curva le preguntan a sus cuatro ruedas si van a tener la bondad de
doblar, si querían hacerle a sus dos manos el obsequio de obedecer.
Jody Scheckter les da órdenes terminantes, las coloca con autoridad en
el milímetro preciso, se les anticipa siempre un instante. Es lo único
que quedó de aquel temible Jody que salió a la escena de la F-1
internacional a mediados de 1973 con vocación de kamikaze,
aterrorizando a todos sus colegas, destrozando ocho autos en una sola
largada, convirtiendo a su auto en un loco buscapié.
Como
a Peterson, los golpes y los sinsabores lo fueron madurando, hasta
equilibrar en su alma la vehemencia y el talento, las hogueras del pie
derecho con los cubitos de hielo en el cerebro, !a espectacularidad y el
rendimiento. Además, como toda la generación de pilotos que fueron
llegando a la fórmula máxima desde hace tres años, fue pretiriendo
llegar a su objetivo sin descifrar demasiado los misterios de la puesta
a punto, sin depender de que tos demás se equivoquen al elegir el
ángulo de alerón, sin confiarse incluso demasiado en su habilidad para
seleccionar la dureza de los amortiguadores.
El
domingo, cuatro horas antes de largar, el mismo Scheckter lo confirmaba
con la clave de una sola frase: "Digamos que dejé los autos de
Ken Tyrrell porque el Wolf, a pesar de ser completamente nuevo, no me pondría
en las manos de una gran innovación técnica no consagrada, como
todavía lo son las
seis ruedas. Y por razones económicas, además, lo que no me impide seguir
siendo amigo de Ken y de toda su gente...".
Sus
cincuenta y cuatro vueltas de entrenamiento oficial, cumplidas entre
viernes y sábado, dijeron una mentira tenue al dejarlo casi a dos
segundos del mejor tiempo.
Pero el mismo Scheckter las iba a desmentir
un momento antes de envolver sus calzoncillos azules en el buzo
antiflama: "mi preocupación no consistió en “HACER
TIEMPO", sino en reproducir todo lo posible las condiciones de la
carrera. ¿Por qué?. Por todo esto: Con las relaciones de caja, no hay
problemas. Se parte de la quinta marcha que usamos en Paul Ricard y de
acuerdo a los resultados, se le suma la experiencia que tenemos guardada
en nuestras libretas de apuntes acerca de la caja que usamos otras veces
en Buenos Aires, y así van saliendo automáticamente la cuarta, la
tercera, la segunda...

Terminada
la carrera se sacó el casco, la capucha antiflama y se lanzó a
"beber los vientos". El monstruoso calor del domingo fue el
culpable. Reutemann encara los mixtos en la vuelta póstuma
En
cuanto a los alerones, se les da poco ángulo para adecuarlos a la parte
veloz del circuito, aunque se sacrifique algo de rendimiento en alguna
curva del sector lento. Un pequeño ajuste, de acuerdo a la dirección
del viento en la recta larga, y listo. Entonces, y más aún con
semejante calor, el problema son las gomas, sobre todo la delantera
izquierda. Para mi, hay dos alternativas: O andar fuerte en las primeras
vueltas arriesgándose a romperlos, a llegar con las telas, o cuidarlas
razonablemente para poder rematar, más o menos seguro de que terminaran
la carrera en buen estado y cuando los tanques ya estén vacíos...".
Era
tan grave, tan trascendental, pero al mismo tiempo tan sencillo como
tomar un alfil con dos dedos haciendo una jugada decisiva sobre el
tablero de ajedrez. Jody Scheckter eligió la segunda alternativa y
ganó. Ganó luego de manejar durante las cincuenta y tres vueltas sin
esperar nada de la desgracia mecánica, del calor o de los errores que
pudieran detener a quienes lo precedían. Ganó con un auto que
debutaba. Ganó sin renunciar a su vocación de hombre espectáculo.
"Gané,
sí, pero porque hoy se dieron todas las condiciones y yo pude agregar
apenas algo; todo lo que soy capaz de hacer. Pero sería muy riesgoso
pensar que este triunfo se repetirá con facilidad: sólo podremos
afirmar esta victoria del Wolf recién cuando se complete el equipo y
tengamos dos autos".
En
la cumbre del podio, Jody Scheckter parecía estar en la cumbre del
mundo.  El
clima del Grand Prix
Cada
carrera de la Temporada en la Argentina (como en todos lados) es una
novela cortita, todo transcurre en menos de una semana. Pero hay tantas
cosas más allá de la carrera que merecerían un libro por año.
Todo
empezó esta vez en el Sheraton. Lentamente, en una pileta con
naranjadas y sol. Compartiendo con ellos el cachito de vida que nos
dejaban aquí en Buenos Aires, fuimos conociendo de cerca a los
personajes. Y sus autos, íntimamente, los que al final del ultimo
capitulo acelerarían la intriga hasta llegar al final.
Introducción:
viernes a la tarde, primeras pruebas de clasificación oficiales. Calor
infernal (un clima de subido tono tropical) y los Brabham, sobre todo el
de Watson, que sorprenden y se postulan para revelarnos
confidencialmente el final antes de tiempo. El irlandés vuela. Nosotros
ya nos preguntamos lo mismo que se plantearía la tribuna dos días después:
¿Será posible que Lole tenga realmente tan mala pata?. ¿Que este año
los motores Alfa Romeo empiecen a andar como el "achidente?.
Sábado,
con sus 34 grados y pico la cosa se ponía todavía más turbia, a las
Ferrari el calor no les sienta .. James Hunt consiguió el “pole
position" con el mejor tiempo y dejó puesta la amenaza de una monotonía
nacida de lo repetitivo (ver resultados temporada anterior).

El
primero en salir a pista fue el Tyrrell nro 4 de Depailler. El jueves
trabajaron con tranquilidad amoldándose al trazado del
"Quince"
El
domingo en Capital y alrededores las condiciones sofocantes no variaron.
Ya a las 9 de la mañana, damos fe, había gente ingresando en
cantidades al Autódromo. Del lado de adentro de la pista el ingreso de
quienes estaban identificados por una credencial se cumplía en el mejor
de los órdenes. Porque este año el operativo de control y seguridad se
llevó a cabo por fuerzas conjuntas del Ejército y la Policía. El orden
fue absoluto.
Es más, muy pocas veces (¿o nunca?) pudimos trabajar
léase desplazamiento, ingreso a los distintos sectores y permanencia en
todo o largo del circuito) tan libremente como esta vez. A su vez, en
los boxes, nunca vimos menos gente inútil o sin una tarea especifica
que se paseara.
A los efectos de la seguridad, una flota record de
ambulancias y equipos contra incendio se apostaron en todo el recorrido.
Hubo cuatro helicópteros de apoyo (uno casi permanentemente en el aire
aún antes de la carrera). El ACA dispuso una cantidad de vehículos que
también debe ser record. Estas medidas, junto con los agregados de
seguridad y talado de árboles en el autódromo permitieron que por tres
años el circuito sea considerado internacionalmente seguro. No harén
falta inspecciones previas al Grand Prix.
Volvamos
al calor. La tribuna en coro desesperante pedía a gritos que los
bomberos los mojaran. Nosotros en el restaurante consumíamos la décima
botella de agua mineral promediando la mañana y el salón se quedaba
sin el equipo de aire acondicionado. Los ayudantes del equipo Ferrari,
en un carrito llevaban para pilotos y mecánicos bananas, melones y
duraznos.
Veamos
ahora cómo funcionó el "emocionómetro". La salida a pista
para calentar las gomas del Ferrari número 12 sorprendió un poco a la
tribuna y muchos papelitos se quedaron sin volar. Y después largaron. Watson
tan exageradamente al frente al cabo de un par de vueltas que todos
pensaron eso que dijimos sobre la mufa de Lole.
Nosotros en la "ese”
del ciervo. Después la cosa se puso monótona. El publico al pie del cañón
como esperando confiado en un final mejor. Nosotros con muchísima más
sed todavia a buscar algo a los mixtos. Faltaban 14 vueltas y pensamos
que lo mejor seria irse para boxes para hablar con los participantes al
terminar. Y ganamos.
Pudimos ver la tremenda lucha de Lole al salir del
cambio de goma para alcanzarlo a Emerson y, gratificado aún más,
finalizar tercero. Media hora indescriptible. Cambiaron todas las
posiciones capaces de emocionar. Y la tribuna respondía con un grito
ininterrumpido: ¡Lole y Argentina! Todo se dio en doce vueltas, la
quedada de Watson (ya Hunt, vueltas antes había chocado).
Pace se
retrasa por palma física total. Lole descontaba dos y tres segundos por
vuelta al Copersucar. En el ultimo giro el éxtasis: Andretti no aparece
y Reutemann quedó tercero con cuatro puntos cosechados en la primera
del año, Un buen arranque en general y en particular con respecto a
Lauda, su coequiper. 
Scheckter festejó el triunfo con Corsa. Lo organizamos en un par de horas. Pasamos por el Sheraton y lo invitamos a comer un asado. Jody Scheckter, Pamela (su mujer), Walter Wolf, Peter Warr, Renzo Zorzi y señora y un grupo de mecánicos de Team Wolf Racing junto a Von Hanstein (FIA). Hubo bautismo en la pileta Galería de imágenes
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 El
ganador en el podio
 
El
auto había quedado enredado entre las mallas. No se supo exactamente
cual fue la causa del despiste. James Hunt se encamina a boxes. Era
puntero cómodo
El
auto ganador 
Muy
pocas veces se dio, para un auto de F-1, una circunstancia como la del
triunfo del Wolf comandado por Scheckter en el GP de Argentina ’77.
Si
mal no recordamos, desde hacia cerca de diez años un modelo debutante
no producía un resultado como éste, con el agravante de que en esa
oportunidad la marca que lo presentaba ya tenía una abundante
experiencia en el tema.
Lo sucedido el domingo último nos hace acordar
mucho a la victoria de Jim Clark con el entonces debutante Lotus 49; la
diferencia estriba en que e1 Walter Wolf Racing presentaba por primera
vez un auto de F-1.
No
se puede hablar de un auto de carrera con exclusividad sin hacerlo
también de quien lo diseña y lo construye, de quien lo dirige y en última
instancia del piloto.
Para
los tres personajes citados, Harvey Postlethwaite, Peter War y Jody
Scheckter, la del triunfo no es una circunstancia muy ajena. El primero
estuvo ligado desde sus comienzos a Lord Hesketh e inclusive fue el
diseñador del auto de esa marca que hizo ganar por primera vez en F-1 a
Hunt en Holanda '75.
Los conceptos que alguna vez volcó sobre ese auto
aparecieron, algo más sofisticados, sobre el actual Wolf. La suave línea
"evasée" de sus flancos, toda la prolijidad y calidad de
construcción proverbialmente reconocidas en él y el estudiado trabajo
sobre aerodinámica, afloraron en este Wolf WR 1 que le da, a nivel
personal, el segundo triunfo de su carrera como diseñador.
Para
Peter Warr esta alternativa es bastante común, ¿por qué?, bueno,
antes de pertenecer al flamante Team Wolf, cumplía la misma función de
Director Deportivo en Lotus y era poco menos que la mano derecha de Colin Chapman. Es un hombre que en su actividad ha cosechado
innumerables lauros.
Para
hablar sobre el auto nada mejor que sus palabras que vienen a describirnos
en sus conceptos básicos al auto ganador. Así nos hablo Peter Warr deI
Wolf: "¿Qué les puedo decir del auto?, bueno, es un auto
absolutamente convencional, construido con soluciones altamente probadas
y dista mucho de ser un auto complicado. Con ello nos aseguramos un
margen bastante apreciable le confiabilidad. El único tema que ha sido
tratado con cierta profundidad fue el referente a la aerodinámica, y al
respecto estamos bastante satisfechos. nuestra intención era, en esta
primer carrera, llegar y en lo sucesivo hacer las cosas como para que el
resto nos respete como equipo bien organizado y que trabaja enserio”.
Le salió mucho mejor de lo que pensaba

Habían
terminado los ensayos del domingo a la mañana. Lauda y Reutemann
cambiaron opiniones. Las Ferrari, en condiciones normales, no podían
ganar

¡Y
dale Lole, dale, dale, Lole ...! ¡Que si, que no, que el Lole se pasó
...! Cuarenta mil gargantas corearon el nombre del santafesino. Vibró
el cemento

Vinieron de atrás dos mecánicos de Wolf, lo agarraron a Brambilla y así, como un tablón, lo llevaron hasta introducirlo decorosamente en un cesto de papeles
 Todo
en blanco el viejo John Surtees. A su lado el piloto Vittorio Brambilla.
Una dupla que aseguran puede dar que hablar en más de una ocasión

Con mucho tacto y sin buscar limites giró el sueco Nilsson a bordo del Lotus. Como para tantear el escenario para él desconocido. Fue el jueves
Radiografía
del Grand Prix
EL
MOMENTO MAS DRAMÁTICO: En la vuelta Nro 11, cuando Depailler
pasó a Reutemann poco antes de la chicana de Ascari, al cabo de la
recta más larga. Para completar su maniobra debió iniciar la frenada
demasiado tarde, llegó muy atorado a la primera curva y su error terminó
en un trompo que dejó al Tyrrell Nro 4 atravesado en el medio de la
pista. Reutemann pasó certeramente por la derecha. Scheckter, ya con
más tiempo para pensar, eligió la izquierda...
LA GRAN
INCÓGNITA: ¿Por qué disminuyó Watson su ritmo a partir
de la sexta vuelta, cuando su Brabham punteaba tomando casi un segundo
de ventaja por giro al McLaren de James Hunt... ?
LA MEJOR
OVACIÓN DE LA TARDE: La más larga, la más estruendosa.
Para Carlos Alberto Reutemann cuando cruzó la línea final
clasificándose
tercero.
LOS SERVICIOS DE SEGURIDAD: Pese a que, por fortuna, este Grand Prix
argentino fue una carrera sin accidentes, en la salida de pista más
espectacular de los entrenamientos (la de Pace, el viernes, en la bajada
del tobogán) demostró la indudable eficacia del sistema de salvataje... Exactamente 17 segundos después de haber tocado el
alambre
y el guard-rail ya estaban junto a su auto una ambulancia y un equipo
de bomberos...
EL
QUE SE EQUIVOCO DE BOX: Termina la carrera. Cruza la línea Scheckter y comienza su vuelta de honor. Lo
sigue Pace, pocos segundos más tarde. Pero en vez de completar el giro, levanta el
acelerador
frente a boxes, gira sorpresivamente a la derecha y estaciona
limpiamente
junto a la sala de primeros auxilios. Lo único que atinó a decir antes
de recibir oxígeno fue: “El calor... el calor... Me voy a desmayar...”
ALGO PARA
OLVIDAR: La presencia de caballos a veinte metros de la
pista, durante la carrera. En el mixto, vuelta 20. El barón Huschcke Von Hainstein
-alto directivo de la FIA- declaró entonces: “Menos
mal que los caballos no se alteran por el ruido de los motores...”.
Decimos lo mismo que en 1975: ojalá no se vuelva a repetir...
LA FRASE MAS ESCUCHADA EN LA
SALA DE PRENSA: (En todas las crónicas
y en todos los idiomas) : "Jody Scheckter y Pace -si se siguiera
otorgando- hubieran tenido que partir hoy por la mitad el premio a
la combatividad. Durante la primera vuelta, andaban en el fondo del
pelotón..."

Son
duros los primeros pasos de la Formula 1. El jueves a la tarde el
brasileño Alex Dias Ribeiro se encargó personalmente de pegar los
contact con publicidad de Hollywood en el alerón de su March. Hacerse
de abajo, que le dicen ...
 La
piña del Lole del Jueves
Con el rostro
todavía mostrando las huellas del duro trabajo, el antiflama a medio sacar con las mangas anudadas en la cintura y
tratando de solucionar un inconveniente en uno de sus tapones para el oído, Carlos
Reutemann, estaba parado de espaldas y a pocos
centímetros de su dañada Ferrari, cuando llegamos hasta él.
¿Cómo fue
Lole? le disparamos a boca de jarro y la respuesta no se hizo esperar: “Entré demasiado fuerte...”. Insistimos: ¿El auto se comportó como
siempre? "Si, el auto anduvo perfecto, lo que pasó es que yo
entré demasiado rápido".
Pocos minutos antes de esta breve charla, la
roja Ferrari del argentino. había ido a golpear contra el guard-rail
que bordea la entrada a la “S” del Ciervo luego de desacomodarse
previamente. El saldo fueron daños menores y resina poliéster
astillada.
Al rato y cuando todavía faltaban unos minutos para que se
clausurara la sesión extraoficial, el auto Nº 12 volvía a girar. En
fin, son gajes del oficio que le dicen... ¿no es cierto Lole?: 

Clasificación
1 |
James Hunt |
McLaren M23 Cosworth |
1m48s68 |
2 |
John Watson |
Brabham BT45 Alfa Romeo |
1m48s96 |
3 |
Patrick Depailler |
Tyrrell P34 Cosworth |
1m49s13 |
4 |
Niki Lauda |
Ferrari 312 T2 |
1m49s73 |
5 |
Jochen Mass |
McLaren M23 Cosworth |
1m49s81 |
6 |
Carlos Pace |
Brabham BT45 Alfa Romeo |
1m49s97 |
7 |
Carlos Reutemann |
Ferrari 312 T2 |
1m50s02 |
8 |
Mario Andretti |
Lotus 78 Cosworth |
1m50s13 |
9 |
Tom Pryce |
Shadow DN8 Cosworth |
1m50s65 |
10 |
Gunnar Nilsson |
Lotus 78 Cosworth |
1m50s66 |
11 |
Jody Scheckter |
Wolf WR1 Cosworth |
1m50s76 |
12 |
Clay Regazzoni |
Ensign 177 Cosworth |
1m50s97 |
13 |
Vittorio Brambilla |
Surtees TS19 Cosworth |
1m51s03 |
14 |
Ronnie Peterson |
Tyrrell P34 Cosworth |
1m51s34 |
15 |
Jacques Laffite |
Ligier JS7 Matra |
1m51s52 |
16 |
Emerson Fittipaldi |
Copersucar FD04 Cosworth |
1m51s53 |
17 |
Ian Scheckter |
March 761B Cosworth |
1m52s40 |
18 |
Hans Binder |
Surtees TS19 Cosworth |
1m53s11 |
19 |
Ingo Hoffman |
Copersucar FD04 Cosworth |
1m53s28 |
20 |
Alez Dias Ribeiro |
March 761B Cosworth |
1m53s54 |
21 |
Renzo Zorzi |
Shadow DN5 Cosworth |
1m54s19 |
Gran
Premio de la Republica Argentina 1977 Automóvil
Club Argentino. Autodromo Municipal de la Ciudad de Buenos Aires. Circuito Nro 15 de 5.968,20 metros. Recorrido Total
316.304 Km
9
de Enero de 1977
1
|
Jody
Scheckter
|
Wolf
WR1 Cosworth
|
1h40m11s19
|
53v
|
2
|
Carlos Pace
|
Brabham
BT45 Alfa Romeo
|
1h40m54s43
|
53v
|
3
|
Carlos Reutemann
|
Ferrari
312 T2
|
1h40m57s21 |
53v
|
4
|
Emerson Fittipaldi
|
Copersucar
FD04 Cosworth
|
1h40m06s67 |
53v
|
5
|
Mario Andretti
|
Lotus
78 Cosworth
|
|
51v
|
6
|
Clay Regazzoni
|
Ensign
177 Cosworth
|
|
51v
|
7
|
Vittorio Brambilla
|
Surtees
TS19 Cosworth
|
|
48v
|
Promedio
del ganador: 189.435 Km/h
|
RV
|
James Hunt
|
McLaren M23 Cosworth
|
1m51s06
a
193.459 Km/h
|
No
clasificaron
Tom Pryce
|
Shadow
DN8 Cosworth
|
|
45v
|
Jacques Laffite
|
Ligier
JS7 Matra
|
|
37v
|
No
finalizaron
Ian Scheckter |
March 761B Cosworth |
Electricidad |
John Watson |
Brabham BT45 Alfa Romero |
Suspensión
|
Alex Dias Ribeiro |
March 761B Cosworth |
Trasmisión |
Patrick Depailler |
Tyrrel
P34 Cosworth |
Temperatura |
James Hunt |
McLaren
M23 Cosworth |
Suspensión |
Ronnie Peterson |
Tyrrell
P34 Cosworth |
Trompo |
Jochen Mass |
McLaren M23 Cosworth |
Motor / Trompo |
Ingo Hoffman |
Copersucar FD04 Cosworth |
Motor |
Niki Lauda |
Ferrari 312 T2 |
Sistema de combustible |
Hans Binder |
Surtees TS19 Cosworth |
Accidente |
Renzo Zorzi |
Shadow DN5 Cosworth |
Caja de cambios |
No largó
Gunnar Nilsson
|
Lotus
78 Cosworth
|
|
Perfiles
de Argentina 1977
Wolf
WR1 Cosworth 
Brabham
BT45 Alfa Romeo 
Ferrari
312 T2 
Copersucar
FD05 Cosworth 
Lotus
78 Cosworth 
Ensign
177 Cosworth 
Surtees
TS19 Cosworth 
March
761 Cosworth 
Shadow
DN8 Cosworth 
Ligier
JS7 Cosworth 
Tyrrell
P34 Cosworth 
McLaren
M23 Cosworth
Vea también

Los Grandes Premio de la República Argentina de Fórmula 1
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