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Revista Parabrisas

Rally de Argentina Córdoba 1988

 

Golpe de efecto

 

Revista Parabrisas Nro 124. Septiembre de 1988
Publicado en F1-Web en Octubre de 2012

 

Rally de Argentina Córdoba 1988

 

Con la victoria de Jorge Recalde en el capítulo argentino del Mundial de Rally se produce una situación poco común como es la consagración de un piloto "invitado" en este selecto mundo de las carreras de ruta. Ello, sin duda, significará un importante golpe de efecto para el resto del torneo

Para Franco Liistro el octavo Rally de Argentina no fue un asunto fácil. Es que a este italiano agradable, gracioso y atildado con un poco de Alberto Sordi y otro poco de Aldo Fabrizi, le tocó en suerte -como cada año de nuestra carrera y en cada carrera del Mundial de Rally- oficiar de contacto entre la prensa y el equipo Lancia - Martini y, por sobre todas las cosas, entre la gente del equipo que estaba en la ruta y el gran "boss" del team, Cesare Fiorio, en Europa.

Rally de Argentina Córdoba 1988

Como nunca hasta ahora, la tarea de Liistro fue ardua.

Hasta la mitad de la segunda etapa eran pocos los periodistas presentes en la Sala de Prensa que requirieron la opinión de Liistro. Pero cuando Massimo Biasion salió por las rutas cordobesas a descontar los veinte segundos que le había sacado Recalde en el primer movimiento todos convergieron sobre él con preguntas tales como...

"¿Cuales son las órdenes del equipo?"

"¿Cuando lo paran a Recalde para que gane Biasion?".

Allí comenzó el bueno de Franco Liistro su calvario informativo.

Con Recalde adelante en la partida de la tercera etapa, los ánimos se caldeaban y se notaba un mayor nerviosismo general. Las dudas sobre el nombre que llevaría la copa del ganador eran cada vez más grandes.

Recalde ganaba un prime y Biasion el otro. Parecía una novela de Hitchcok con algunos efectos especiales de Steven Spielberg.

Rally de Argentina Córdoba 1988

El Lancia Delta Integrale de Recalde - Del Buono circulando por tierras cordobesas

Cuando todo parecía definido ...

El primer llamado urgente desde el "walkie talkie" de Liistro hacia el puesto en la ruta de Nini Russo (... "capo squadra" de Lancia) se produjo cuando el Lancia de Recalde se retrasó al romper la parrilla de suspensión en una piedra enorme (... uno de los efectos especiales de algún Spielberg cordobés) quedando detrás de Biasion nada menos que 1m15s.

La carrera para Recalde estaba definitivamente perdida. El propio Recalde lo sabía aunque dijera que "... la carrera aún no está terminada".

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Fue Liistro quien informó de la rotura del elemento vital para el Lancia de Recalde y fue él también quien informó a la sala de prensa acerca de los 2 minutos de penalización que caían sobre el cordobés en Ascochinga al retrasarse en un control a causa de la reparación de emergencia.

Esto hacía suponer al propio Liistro que ya podía guardar sus cosas y dedicarse a seguir los tiempos de Biasion en cada tramo sin tener las urgencias informativas que hasta ahora había vivido.

Rally de Argentina Córdoba 1988
Israel - Jaurena ganadores de la Clase 6 con el Toyota Corolla

Rally de Argentina Córdoba 1988

Sin embargo, acá también aterrizó aquello de "... el hombre propone y Dios dispone", y el bueno de Liistro -nuestro personaje guía- vio sacudida su tranquilidad cuando el avión de "Sprinter" inundó el habitat de periodistas con un estentóreo"¡¡¡Se queda Biasion, se queda Biasion!!!".

Como impulsados por un resorte los periodistas rodearon al italiano y este a su vez accionó el "walkie talkie" pidiendo a Nini Russo el informe sobre lo ocurrido. Russo, minutos después, pudo informar que Biasion había quemado un fusible que comandaba la inyección electrónica y que su retraso era de 7m31s.

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El telegrama nunca llegó

Recalde tuvo razón cuando dijo que la carrera no había terminado. Habrá sido por eso que Biasion al llegar al Chateau Carreras a 4m02s de distancia con el puntero Recalde, dijo la misma frase que el cordobés.

Aunque nadie lo suponía, la carrera podía darse vuelta con una simple orden. Y esa podía ser la misma que le llegó a Russo -también por intermedio de Liistro- en Montecarlo 1987 y que obligó a Kankkunen a detenerse en medio de un prime para darle la victoria a Massimo Biasion.

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Gianre, vencedor de la clase menor y permanente animador en el campeonato nacional

Esa noche, Jorge Del Buono nos dijo: "Todo bárbaro, pero no hay que olvidarse que el telegrama puede llegar en cualquier momento". Para el navegante de Recalde las cosas estaban planteadas más allá de la emoción de ir en punta o de haber ganado todas las etapas... Para Del Buono su futuro estaba en la orden de su equipo y esa orden la debía emitir Cesare Fiorio desde Italia.

La cuarta etapa se largó con la duda terrible de como sería su desarrollo y su final. Siempre el telegrama, siempre la orden imprevista (... o prevista) como si fuese una sutil espada de Damócles.

Los tres personajes claves de esta "novela" tomaron actitudes distintas: Recalde tranquilo, con la seguridad de la punta pero con la necesidad de mantener la diferencia. Biasion con la obligación de ganar primes para que una eventual orden de Fiorio de pasar adelante lo encontrara con los brazos en guardia, aún dando batalla, y nuestro amigo Liistro con la orden de ubicarlo a Cesare Fiorio donde estuviese para que transmitiera su "bendición" a uno de los dos contendientes del equipo.

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Juan María Traverso que realizó una labor excepcional que fue "in crescendo" y le permitió ser el mejor entre los pilotos argentinos

Rally de Argentina Córdoba 1988

Los tres primeros primes se los llevó Recalde que fue al frente con todas sus ganas. El PC-26 lo ganó Biasion y fue en ese momento -mientras los dos Lancia aún corrían cerca de Atos Pampa- que la orden de Fiorio llegó a través de los 11.000 kilómetros de distancia...

"Recalde..."

Desde el teléfono de la Sala de Prensa, la voz de Liistro pasó al "walkie talkie" y allí al puesto de abastecimiento de Lancia en Potrero de Garay. Los receptores de la orden fueron Nini Russo y Massimo Biasion quienes recibieron el esperado mensaje.

A partir de Potrero de Garay, Jorge Recalde y Jorge Del Buono supieron que, pro primera vez, el Rally de Argentina llevaría sus nombres. Y ahora sí, Franco Liistro guardó su "walkie talkie" en el enorme bolso de Martini, enfundó su máquina de escribir, pagó sus cuentas de télex, fax y teléfono y decidió que el equipo Lancia Martini no necesitaba más de sus servicios.

Sólo quedaban dos primes, Potrero de Garay - San José y Bosque Alegre - Falda del Carmen.

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Recalde era el ganador por amplia diferencia... Biasion seguramente, saldría a ganar ambos primes para mantener el honor intacto... Y para mayor tranquilidad del equipo, el piloto particular Wittmann guardaba las espaldas en el tercer lugar. Todo redondo para la marca y para Liistro.

Aún antes que el primer auto llegar a final del último prime, Franco Liistro ya caminaba rumbo a su auto dejando atrás tres días de ajetreado trabajo. El octavo Rally de Argentina había quedado atrás. Jorge Recalde y Jorge Del Buono (... un cordobés y un marplatense) habían ganado. Para el Campeonato Mundial de Rally, la victoria de una tripulación "invitada" había sido un "golpe de efecto".

Pero a Franco Liistro ya no le interesaba. Su agotador trabajo había terminado... claro que el descanso no sería muy largo. El Rally de los Mil Lagos, en Finlandia, lo vería otra vez como "puente" entre la ruta y los capos de Lancia. Esa es su labor.

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El R-18 de Albertengo que abandonó en el PC25

La "otra" carrera

Aunque la lucha por la punta entre Recalde y Biasion fue el "leit motiv" de la gran carrera hubo también otros grandes presentes en la máxima división (la Clase 8) y muchos más todavía en las clases cúbicas inferiores que supieron darle a la prueba un matiz de competitividad y de alternativas que el rally necesitaba para mantener la atención de un país.

Entre los "grandes" estuvieron en la ruta figurando los dos Audi, el de Fischer y el de Stohl. Ambos fueron protagonistas de sendos vuelcos; Fischer debió claudicar antes de llegar por primera vez al Chateau y Stohl cumplió su tarea regular y firme manteniéndose detrás del imbatible trío de Lancia Delta Integrale.

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El R-18 de Ricardo Albertengo con el auto "arrugado" luego de su vuelco. Tras cartón abandonaría por rotura de palier (foto Revista Corsa)

Un chileno, Celsi, llevó un Subaru Turbo 4WD en la misma clase, a un honorable y muy digno quinto puesto penando en buena parte de la carrera con la caja de cambios y las cubiertas.

Y como decíamos, también hubo mucho "ruido" en las "otras" carreras, en esas que no tienen primeras planas en los diarios pero que están repletas de entusiasmo y virtuosismo.

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Recalde en la rampa de largada mientras Carlos Menem y Víctor Martinez estrechan sus manos

En la más competitiva de todas, la Clase 6, la pelea se planteó dura y a muerte entre los Volkswagen Gol del equipo uruguayo de Federico West (Gustavo Trelles, "Lucho" Etchegoyen y Fernando Camarotta) y el brasileño Kluber Team (Barros y Smith), el Toyota del chileno Israel y los Fiat Regatta de Bescham, De Giovanni y el surgiente Grasso.

Aunque al principio Gustavo Trelles dió buena cuenta de la carrera, Bescham y De Giovanni le pusieron todas las trabas posibles. Trelles debió abandonar -también lo hicieron luego Etchegoyen, Camarotta y también Barros- y los Regatta tomaron la punta sin duda alguna.

Pero también los Fiat de punta quedaron en la ruta y aparecieron entonces el Toyota de Israel y el Regatta de Grasso quienes polarizaron la atención por la punta hasta el final. Debe destacarse en este relato la espectacular regularidad del chileno y la capacidad e inspiración conductiva de Grasso, así como la carrera realizada por Dino Landriscina sobre su Regatta.

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De lo hecho por Juan Maria Traverso en la Clase 7 con su Renault 18 nos extendemos en un recuadro aparte por lo importante de su tarea. Pero otros nombres aparecen como revelaciones o presencias destacables.

De allí extraemos la carrera realizada por Carlos Menem (h) que siempre estuvo en dialogo con la punta, la de Marcelo Raies que fue un digno escolta de Traverso, de Osvaldo Giró que transitó todo el recorrido sin un solo problema en su auto o de Sala, piloto de Ceres, que llegó gracias a un notable esfuerzo.

En materia de autos, todos los clasificados utilizaron Renault 18 e incluso la carrera contó con la curiosidad de ver participar un R-18 producido en Venezuela y tripulado por hombres de esa nacionalidad. Entre los R.18 que quedaron en el camino fue común la rotura de caja de velocidades o de transmisión. Un dato curioso para tener en cuenta ya que varios de los arribados debieron cambiar esos elementos.

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Jorge Bescham que no pudo darse el gusto de finalizar

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El hermoso Toyota Corolla 16v de los chilenos Israel - Jaurena cuando aún no había perdido la integridad de los grandes faros suplementarios que se ven sobre el paragolpes

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No le pidan al "Lechero" Juano Fernández que repita esto que salió por error. El 54 de Pomes pasa en pleno salto al 37 de Rodriguez - Molinari ¿Que tal?

Hubo también una Clase 5 en la que los chilenos hicieron "pata ancha" toda la carrera merced a unos diminutos pero robustos Suzuki Cultuss que dieron toda la vuelta de manera impecable y casi silenciosa. La victoria de Urrutia y la segunda posición de Levalle hablan por sí solos.

Lo que queda para el final de esta breve reseña de una gran carrera es una de las actuaciones más destacadas de la prueba, tanto por su espectacularidad como por su resultado. Es necesario un párrafo especial para Norberto Gianre, ganador de la Clase 6 tripulando un Fiat 147 Sorpasso, y actor voluntario de parciales espeluznantes en los que logró entreverarse entre los diez primeros en determinados tramos.

Rally de Argentina Córdoba 1988
A punto de encarar uno de los numerosos vados, el golpeado Audi 90 Quattro de Rudolf Stohl (foto Revista Corsa)

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"No se puede creer lo que hizo este hombre en la montaña con ese auto" nos comentó un periodista francés al verlo llegar al Chateau. Y realmente era así. Su entusiasmo y su impronta al volante hicieron andar ese 147 en posiciones y situaciones muchas veces consideradas imposibles. Es este un caso perfecto para colocarle aquella frase tan habitual en este ambiente y que dice "... este tipo anda más que el auto".

Y quien la dijera no se equivocaría porque esa es la verdad.

Por Jorge Augé Bacqué
Fotos: Bianco, Tillous, Perrupato, L. Neira, Fernández y Rivas

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El Lancia Delta Integrale de Jorge Recalde en la bajada que va desde El Cóndor a Copina

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Lancia Delta

Gustavo López Productor de seguros

Rally de Argentina Córdoba 1988

Rally de Argentina Córdoba 1988
El de Mina Clavero conversando con Carlos Reutemann

Juan María Traverso o
la consagración de un virtuoso

En las carreras de ruta -y en especial en los rallys- las grandes actuaciones no están circunscriptas solamente a la punta de la carrera, entre los que luchan prime a prime por llevarse la victoria total.

También en cada una de las clases cúbicas en que se divide una prueba de estas características se viven situaciones dignas del aplauso y de ser seguidas detalladamente.

Y hasta en muchos casos esas luchas que se dan "atrás" de los líderes opacan la propia porfía por la punta de la carrera.

Tal fue, ni más ni menos, lo que ocurrió con Juan María Traverso durante el desarrollo del 8vo Rally de Argentina.
Y esa pelea fue con garra, sin dar ni pedir cuartel, solamente como el "flaco" puede hacerlo con su casi alegre estilo de manejo y con su calidad de adaptación a cualquier medio y auto.

Largó atrás (24), en el súper prime del Hipódromo de Palermo pero con un número aún más alto (52) debido a que fue el reemplazante de Carlos Menem en el auto inscripto por el gobernador de La Rioja.

No conocía el auto, ni había hecho la ruta ni había entrenado con Rubén Valentini, su navegante. Fue por eso que Traverso tuvo la inteligencia de manejarse con cautela en los primeros movimientos sabiendo que en la segunda etapa -por sus tiempos- debería estar adelante.

En Palermo hizo el 11mo tiempo, en el segundo prime se ubicó 35 y luego marcó el 15, 10 y 5to registro en los restantes, demostrando su adaptabilidad al auto y al camino. Su noveno puesto en el primer acto de la carrera habla por si solo de la capacidad puesta en la demanda.

A partir de allí, Juan María Traverso se enfrentó en un mano a mano de cronómetros con Ernesto Soto y "Pichirilo" Torrás. La final de aquel tramo lo puso nada menos que en la segunda posición detrás de Soto. Hasta allí, un éxito notable "remado" desde el fondo de la columna de sobrevivientes.

Soto claudicó al iniciarse la tercera etapa con un problema de caja y la pelea quedó entre Torrás y Traverso pero con la aparición de Marcelo Raies como tercero en discordia.

Traverso logró en esa etapa ganar su primer tramo de velocidad (... el PC18 entre Ongamira y Charbonnier) dejando atrás a Raies y Albertengo, ya que Torrás debió abandonar .

A partir de este punto, el camino de Traverso se abre en la punta de su clase y logra ganar todos los tramos de velocidad hasta el fin de la carrera. Su gran rival de mitad de carrera en adelante, Marcelo Raies, le disputó cada metro, para finalmente, claudicar por 44 segundos en la última etapa y por 2m37s en la general pese a que Traverso fue recargado por ingresar fuera de tiempo a un control con dos minutos.

La llegada de Traverso al Chateau Carreras fue, casi un triunfo en la punta de la carrera ya que los aplausos del público así lo hicieron sentir.

No era para menos. En una clase tan competitiva como la seis, el "flaco" (... un pistero por autodefinición) había logrado demostrar su enorme capacidad, en terrenos difíciles hasta para especialistas como Soto, Torrás o Gabriel Raies.

Rally de Argentina Córdoba 1988
Massimo Biasion (preocupado) antes de largar un prime

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El Subaru 4WD Turbo de los chilenos Celsi - Olave

Piedras que lastiman

Al finalizar la tercera etapa Massimo Biasion fue contundente: "La piedra del PC-16 no era parte del camino. La puso el público que se comportó pésimamente y ponen en peligro la continuidad del Rally de Argentina".

Algunos pensaron que Biasion, tras perder la punta, había perdido su habitual equilibrio para analizar el tema, tildándolo de exagerado.

Sin embargo, Jorge Recalde no fue más cauto. "Esa piedra que me llevé por delante la puso el público y no fue la única que encontré en el camino".

Su navegante, Del Buono por su parte declaraba: "Había piedras por todos lados y nosotros no nos pegamos porque Dios no lo quiso. Además los autos que habrían la ruta (el "0" y el "00") no las vieron o sea que fueron colocadas después con toda la maldad del mundo".

El austriaco Wittmann con su Lancia particular sufrió las consecuencias de una de ellas: "Esto es lamentable... rompí el tren delantero con una de las piedras que puso la gente. Muy triste".

Es cierto que estas situaciones no son exclusivas de estas tierras. Sucede en Kenya y también en Montecarlo, como recordara Martin Holmes -periodista especializado en rally de origen británico- cuando el público le puso piedras en el camino al Ford Escort de Waldegaard para facilitarle la tarea al francés Damiche y al equipo Chardonette con su Lancia Stratos.

Pero este proceder en otros mundos no puede -ni debe- ser un paliativo para lo acontecido en las serranías cordobesas. Cuando se toman ejemplos es aconsejable elegir los buenos.

Por esa misma razón, llamó nuestra atención las declaraciones de Carlos Reutemann, consultado por un colega de un matutino de Buenos Aires cuando dijo: "Que no se quejen que en Montecarlo pasa lo mismo".
Esa no es la cuestión.

Rally de Argentina Córdoba 1988
Preparativos de largada para Carlos Menem (h)

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El VW Gol del uruguayo Trelles

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El Audi 200 de Fischer

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El Toyota Corolla del chileno Claudio Israel ganador de la Clase 6 (foto Revista Corsa)

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Uno de los autos que barren la ruta. En este caso el "doble cero", circulando a tres kilómetros de Cavalango (foto Revista Corsa)

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Un chapón del Lancia de Recalde desprendido en un vado cerca de Cuchi Corral (foto Revista Corsa)

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Afanoso trabajo sobre el Lancia de Wittmann (accidentado en el PC22), entre las sombras de la noche (foto Revista Corsa)

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Sábado a la tarde y clima de fiesta en el Estadio Córdoba. Llega Jorge Recalde victorioso y estalla una ovación (foto Revista Corsa)

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El Fiat 128 SE 1.5 de Claudio Frecha detenido entre El Cóndor y Copina durante la disputa de la segunda etapa (foto Revista Corsa)

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Jorge Del Buono cuando bajó del auto se arrodilló y le besó las manos a su piloto, Recalde (foto Revista Corsa)

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En Villa Las Rosas momento de desesperación para Menem (h) - Zucchini. Poco antes habían cambiado una punta de eje y quedaban fuera de la carrera por una falla en el arranque (foto Revista Corsa)

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Biasion cambiando impresiones con Recalde en Ascochinga (foto Revista Corsa)

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El jesusmariense José L. Grasso cerca de Estancia El Rosario (foto Revista Corsa)

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Los mecánicos trabajando en el auto de Recalde en el auxilio hecho en Ascochinga (foto Revista Corsa)

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RALLY MARLBORO ARGENTINA CÓRDOBA 1988

CLASIFICACIÓN FINAL
Del 2 al 6 de Agosto de 1988

Total

1 Recalde - Del Buono Lancia Delta Integrale
7h05m16s
2 Biasion - Siviero Lancia Delta Integrale
7h08m51s
3 Wittmann - Pattermann Lancia Delta Integrale
7h34m13s
4 Stohl - Rohringer Audi 90 Quattro
7h51m39s
5 Celsi - Olave Subaru 4WD Turbo
8h10m57s
6 Traverso - Valentini Renault 18 GTX
8h27m33s
7 M. Raies - Scroeder Renault 18 GTX
8h30m10s
8 Israel - Jaurena Toyota Corolla
8h35m24s
9 Grasso - Volta Fiat Regatta 85
8h37m26s
10 Gianre - Giaccone Fiat 147 Sorpasso
8h40m42s
11 Urrutia - Avalos Suzuki Cultuss
8h52m09s
12 Giro -
Chiroli
Renault 18 GTX
8h59m44s
13 Lavalle - Boero Suzuki Cultuss
9h00m41s
14 Landriscina - Valles Fiat Regatta 85
9h11m32s
15 Smith - Mercadier Volkswagen Gol 1.6
9h18m19s
16 Passi -
Gait
Renault 18 GTX
9h22m33s
17 Sala - Minardi Renault 18 GTX
9h23m30s
18 Velazco - Romero Suzuki Cultuss
9h40m57s
19 Buigas - Smith Fiat 147 Sorpasso
10h29m31s
20 Gaviña - Gaviña Dacia
10h55m16s
21 Rodriguez - Molinari Renault 18 GTX
11h31m37s

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Rally Argentina 1989

Rally de Argentina de 1989
La rutina de Lancia
Revista Parabrisas Nro 136. Septiembre de 1989

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Historia de hombres y máquinas

Por Gustavo Ernesto Lopez

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