El Lancia Delta Integrale de Recalde - Del Buono circulando por tierras cordobesas
Cuando todo parecía definido ...
El primer llamado urgente desde el "walkie talkie" de Liistro hacia el puesto en la ruta de Nini Russo (... "capo squadra" de Lancia) se produjo cuando el Lancia de Recalde se retrasó al romper la parrilla de suspensión en una piedra enorme (... uno de los efectos especiales de algún Spielberg cordobés) quedando detrás de Biasion nada menos que 1m15s.
La carrera para Recalde estaba definitivamente perdida. El propio Recalde lo sabía aunque dijera que "... la carrera aún no está terminada".
Fue Liistro quien informó de la rotura del elemento vital para el Lancia de Recalde y fue él también quien informó a la sala de prensa acerca de los 2 minutos de penalización que caían sobre el cordobés en Ascochinga al retrasarse en un control a causa de la reparación de emergencia.
Esto hacía suponer al propio Liistro que ya podía guardar sus cosas y dedicarse a seguir los tiempos de Biasion en cada tramo sin tener las urgencias informativas que hasta ahora había vivido.
Israel - Jaurena ganadores de la Clase 6 con el Toyota Corolla
Sin embargo, acá también aterrizó aquello de "... el hombre propone y Dios dispone", y el bueno de Liistro -nuestro personaje guía- vio sacudida su tranquilidad cuando el avión de "Sprinter" inundó el habitat de periodistas con un estentóreo"¡¡¡Se queda Biasion, se queda Biasion!!!".
Como impulsados por un resorte los periodistas rodearon al italiano y este a su vez accionó el "walkie talkie" pidiendo a Nini Russo el informe sobre lo ocurrido. Russo, minutos después, pudo informar que Biasion había quemado un fusible que comandaba la inyección electrónica y que su retraso era de 7m31s.
El telegrama nunca llegó
Recalde tuvo razón cuando dijo que la carrera no había terminado. Habrá sido por eso que Biasion al llegar al Chateau Carreras a 4m02s de distancia con el puntero Recalde, dijo la misma frase que el cordobés.
Aunque nadie lo suponía, la carrera podía darse vuelta con una simple orden. Y esa podía ser la misma que le llegó a Russo -también por intermedio de Liistro- en Montecarlo 1987 y que obligó a Kankkunen a detenerse en medio de un prime para darle la victoria a Massimo Biasion.
Gianre, vencedor de la clase menor y permanente animador en el campeonato nacional
Esa noche, Jorge Del Buono nos dijo: "Todo bárbaro, pero no hay que olvidarse que el telegrama puede llegar en cualquier momento". Para el navegante de Recalde las cosas estaban planteadas más allá de la emoción de ir en punta o de haber ganado todas las etapas... Para Del Buono su futuro estaba en la orden de su equipo y esa orden la debía emitir Cesare Fiorio desde Italia.
La cuarta etapa se largó con la duda terrible de como sería su desarrollo y su final. Siempre el telegrama, siempre la orden imprevista (... o prevista) como si fuese una sutil espada de Damócles.
Los tres personajes claves de esta "novela" tomaron actitudes distintas: Recalde tranquilo, con la seguridad de la punta pero con la necesidad de mantener la diferencia. Biasion con la obligación de ganar primes para que una eventual orden de Fiorio de pasar adelante lo encontrara con los brazos en guardia, aún dando batalla, y nuestro amigo Liistro con la orden de ubicarlo a Cesare Fiorio donde estuviese para que transmitiera su "bendición" a uno de los dos contendientes del equipo.
Juan María Traverso que realizó una labor excepcional que fue "in crescendo" y le permitió ser el mejor entre los pilotos argentinos
Los tres primeros primes se los llevó Recalde que fue al frente con todas sus ganas. El PC-26 lo ganó Biasion y fue en ese momento -mientras los dos Lancia aún corrían cerca de Atos Pampa- que la orden de Fiorio llegó a través de los 11.000 kilómetros de distancia...
"Recalde..."
Desde el teléfono de la Sala de Prensa, la voz de Liistro pasó al "walkie talkie" y allí al puesto de abastecimiento de Lancia en Potrero de Garay. Los receptores de la orden fueron Nini Russo y Massimo Biasion quienes recibieron el esperado mensaje.
A partir de Potrero de Garay, Jorge Recalde y Jorge Del Buono supieron que, pro primera vez, el Rally de Argentina llevaría sus nombres. Y ahora sí, Franco Liistro guardó su "walkie talkie" en el enorme bolso de Martini, enfundó su máquina de escribir, pagó sus cuentas de télex, fax y teléfono y decidió que el equipo Lancia Martini no necesitaba más de sus servicios.
Sólo quedaban dos primes, Potrero de Garay - San José y Bosque Alegre - Falda del Carmen.
Recalde era el ganador por amplia diferencia... Biasion seguramente, saldría a ganar ambos primes para mantener el honor intacto... Y para mayor tranquilidad del equipo, el piloto particular Wittmann guardaba las espaldas en el tercer lugar. Todo redondo para la marca y para Liistro.
Aún antes que el primer auto llegar a final del último prime, Franco Liistro ya caminaba rumbo a su auto dejando atrás tres días de ajetreado trabajo. El octavo Rally de Argentina había quedado atrás. Jorge Recalde y Jorge Del Buono (... un cordobés y un marplatense) habían ganado. Para el Campeonato Mundial de Rally, la victoria de una tripulación "invitada" había sido un "golpe de efecto".
Pero a Franco Liistro ya no le interesaba. Su agotador trabajo había terminado... claro que el descanso no sería muy largo. El Rally de los Mil Lagos, en Finlandia, lo vería otra vez como "puente" entre la ruta y los capos de Lancia. Esa es su labor.
El R-18 de Albertengo que abandonó en el PC25
La "otra" carrera
Aunque la lucha por la punta entre Recalde y Biasion fue el "leit motiv" de la gran carrera hubo también otros grandes presentes en la máxima división (la Clase 8) y muchos más todavía en las clases cúbicas inferiores que supieron darle a la prueba un matiz de competitividad y de alternativas que el rally necesitaba para mantener la atención de un país.
Entre los "grandes" estuvieron en la ruta figurando los dos Audi, el de Fischer y el de Stohl. Ambos fueron protagonistas de sendos vuelcos; Fischer debió claudicar antes de llegar por primera vez al Chateau y Stohl cumplió su tarea regular y firme manteniéndose detrás del imbatible trío de Lancia Delta Integrale.
El R-18 de Ricardo Albertengo con el auto "arrugado" luego de su vuelco. Tras cartón abandonaría por rotura de palier (foto Revista Corsa)
Un chileno, Celsi, llevó un Subaru Turbo 4WD en la misma clase, a un honorable y muy digno quinto puesto penando en buena parte de la carrera con la caja de cambios y las cubiertas.
Y como decíamos, también hubo mucho "ruido" en las "otras" carreras, en esas que no tienen primeras planas en los diarios pero que están repletas de entusiasmo y virtuosismo.
Recalde en la rampa de largada mientras Carlos Menem y Víctor Martinez estrechan sus manos
En la más competitiva de todas, la Clase 6, la pelea se planteó dura y a muerte entre los Volkswagen Gol del equipo uruguayo de Federico West (Gustavo Trelles, "Lucho" Etchegoyen y Fernando Camarotta) y el brasileño Kluber Team (Barros y Smith), el Toyota del chileno Israel y los Fiat Regatta de Bescham, De Giovanni y el surgiente Grasso.
Aunque al principio Gustavo Trelles dió buena cuenta de la carrera, Bescham y De Giovanni le pusieron todas las trabas posibles. Trelles debió abandonar -también lo hicieron luego Etchegoyen, Camarotta y también Barros- y los Regatta tomaron la punta sin duda alguna.
Pero también los Fiat de punta quedaron en la ruta y aparecieron entonces el Toyota de Israel y el Regatta de Grasso quienes polarizaron la atención por la punta hasta el final. Debe destacarse en este relato la espectacular regularidad del chileno y la capacidad e inspiración conductiva de Grasso, así como la carrera realizada por Dino Landriscina sobre su Regatta.
De lo hecho por Juan Maria Traverso en la Clase 7 con su Renault 18 nos extendemos en un recuadro aparte por lo importante de su tarea. Pero otros nombres aparecen como revelaciones o presencias destacables.
De allí extraemos la carrera realizada por Carlos Menem (h) que siempre estuvo en dialogo con la punta, la de Marcelo Raies que fue un digno escolta de Traverso, de Osvaldo Giró que transitó todo el recorrido sin un solo problema en su auto o de Sala, piloto de Ceres, que llegó gracias a un notable esfuerzo.
En materia de autos, todos los clasificados utilizaron Renault 18 e incluso la carrera contó con la curiosidad de ver participar un R-18 producido en Venezuela y tripulado por hombres de esa nacionalidad. Entre los R.18 que quedaron en el camino fue común la rotura de caja de velocidades o de transmisión. Un dato curioso para tener en cuenta ya que varios de los arribados debieron cambiar esos elementos.
Jorge Bescham que no pudo darse el gusto de finalizar
El hermoso Toyota Corolla 16v de los chilenos Israel - Jaurena cuando aún no había perdido la integridad de los grandes faros suplementarios que se ven sobre el paragolpes
No le pidan al "Lechero" Juano Fernández que repita esto que salió por error. El 54 de Pomes pasa en pleno salto al 37 de Rodriguez - Molinari ¿Que tal?
Hubo también una Clase 5 en la que los chilenos hicieron "pata ancha" toda la carrera merced a unos diminutos pero robustos Suzuki Cultuss que dieron toda la vuelta de manera impecable y casi silenciosa. La victoria de Urrutia y la segunda posición de Levalle hablan por sí solos.
Lo que queda para el final de esta breve reseña de una gran carrera es una de las actuaciones más destacadas de la prueba, tanto por su espectacularidad como por su resultado. Es necesario un párrafo especial para Norberto Gianre, ganador de la Clase 6 tripulando un Fiat 147 Sorpasso, y actor voluntario de parciales espeluznantes en los que logró entreverarse entre los diez primeros en determinados tramos.
A punto de encarar uno de los numerosos vados, el golpeado Audi 90 Quattro de Rudolf Stohl (foto Revista Corsa)
"No se puede creer lo que hizo este hombre en la montaña con ese auto" nos comentó un periodista francés al verlo llegar al Chateau. Y realmente era así. Su entusiasmo y su impronta al volante hicieron andar ese 147 en posiciones y situaciones muchas veces consideradas imposibles. Es este un caso perfecto para colocarle aquella frase tan habitual en este ambiente y que dice "... este tipo anda más que el auto".
Y quien la dijera no se equivocaría porque esa es la verdad.
Por Jorge Augé Bacqué
Fotos: Bianco, Tillous, Perrupato, L. Neira, Fernández y Rivas
El Lancia Delta Integrale de Jorge Recalde en la bajada que va desde El Cóndor a Copina
El Blog de Test del Ayer