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Las victorias de Carlos Reutemann en la Formula 1
Gran Premio de Brasil 1981

 

La rebelión de Reutemann

Por Germán Sopeña

Revista Corsa Nro 774. Abril de 1981


Gran Premio de Brasil 1981
El testimonio. Reutemann pasando frente a los boxes sobre el final de la carrera, con el cartel "Jones - Reut" de fondo indicando la orden de su equipo. Luego la gran polémica

En un trabajo inobjetable desde el punto de vista conductivo, Carlos Alberto Reutemann ganó de punta a punta un dificilísimo Gran Premio de Brasil íntegramente corrido bajo la lluvia, alcanzando a Alan Jones en el primer puesto del campeonato. Sin embargo, su victoria provocó un gran problema en el seno del equipo Williams por no haber obedecido la orden de dejar pasar a su compañero de equipo. Patrese completó el podio. Gran trabajo de Surer. La suspensión hidrodinámica del Brabham: otra pica en Flandes. Los entretelones de la carrera y la polémica provocada por la actitud del piloto argentino, en detalle

¿Se arrepentirá Reutemann de esta victoria en lo que queda de 1981?. Esa es la pregunta más importante que queda planteada después de una victoria impecable, una carrera que hay que colocar entre las mejores de todo su historial, pero que implica a la vez un cierto sabor agridulce por las circunstancias particulares del equipo Williams. Ese equipo, considerado con justicia como el mejor de la Fórmula 1 actual, difícilmente será el mismo de ahora en más.
La concordia interna ha sufrido un rudo golpe al no respetarse la orden del box de dejar la carrera en manos de Alan Jones, y aunque Frank Williams en persona fue a felicitar a Carlos Reutemann después de la carrera como corresponde en todo triunfo, no cabe ninguna duda de que no estaba conforme con la desobediencia de Reutemann y el resultado final de la carrera por más que nuevamente el equipo Williams haya repetido sus impresionantes triunfos en uno - dos.
Es difícil imaginar que un piloto se pueda arrepentir de una carrera ganada. Para un hombre de Fórmula 1 no hay nada igual a llegar primero en un Grand Prix, y hay que reconocer que la obligación de entregar la carrera al primer piloto cuando ya se hizo todo para ganarla con justicia, es lo más desagradable que puede sufrir un piloto en toda su vida deportiva. El caso histórico de Stirling Moss -eterno segundo de Fangio- ilustró mejor que nada la frustración que puede sentir un piloto al verse obligado a dejar paso cuando el triunfo esté en sus manos. Pero ésa es justamente la tarea de equipo, y bajo esa lupa hay que juzgar lo que sucedió el domingo en Río de Janeiro, que abre una nueva etapa mucho menos grata en el otrora perfecto equipo Williams.

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981
Confirmando el buen trabajo realizado en Long Beach, esta vez Riccardo Patrese estuvo en el podio por su tercer puesto final

Podemos buscar más atenuantes para entender la voluntad de Reutemann de ganar la carrera como fuera. Por ejemplo:
1) Que durante todo el fin de semana había sido más veloz que Jones y que desde la largada se erigió en el real dominador de la carrera.
2) Que el GP de Brasil fue especialmente difícil porque transcurrió en todo momento bajo la lluvia, lo cual implica casi una tarea sobrehumana.
3) Que Reutemann guardaba en su interior la frustración sufrida en Long Beach, donde respetó absolutamente las posiciones una vez que Jones estaba primero, y que ahora podía pensar en su justa revancha.

4) Una última especulación: que Reutemann esperaba la última vuelta de la carrera (la número 63) para darle vía libra a Jones y cumplir así con lo estipulado, haciendo bien evidente que hasta ese momento el ganador era él. Pero como el reglamento deportivo establece que en el caso de una carrera especialmente larga (como sucede cuando llueve) se baja la bandera a cuadros exactamente a las dos horas de carrera, resulta que el GP de Brasil culminó una vuelta antes de lo previsto, mientras en los carteles de boxes se marcaba a los pilotos que aún faltaba un giro. Alan Jones, incrédulo al ver la bandera a cuadros, dio incluso una vuelta adicional volviendo a pasar por la línea de sentencia como si la carrera no hubiera terminado. Todo lo ocurrido a partir de allí merecía un recuadro aparte, y a él nos remitimos para meternos de lleno en la carrera.

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981

De Long Beach a Río

Dos semanas después de las discusiones interminables de Long Beach alrededor del Lotus 88, el GP de Brasil volvió a tener las mismas características extra deportivas. Chapman defendió hasta último momento la legalidad de su auto con doble chasis, el resto de los constructores se mantuvo inflexible en su protesta, abundaron las reuniones y los comunicados de prensa y finalmente el Lotus 88 quedó otra vez sin correr, mientras Chapman acusaba a los constructores de una animosidad personal con cuanto "nadie me dice exactamente en que es ilegal el auto".
Pero además del Lotus 88, se habló intensamente del Brabham con suspensión hidrodinámica (o hidroneumática) que pasaba insolentemente frente a boxes tocando el suelo y provocando por lo tanto una mezcla de ira y envidia en todos los otros equipos, sorprendidos por la sencillez de la idea de Gordon Murray que plantea por rara excepción, una situación inversa a lo que es habitual; se adopta para un auto de carrera una concepción técnica ya largamente utilizada en los autos de calle (Citroën y Mercedes especialmente) en lugar del camino inverso. Si el sistema funciona cada vez mejor en el Brabham, tal como se vio en Brasil, todos los otros equipos lo adoptarán en poco tiempo más y la efímera reducción de velocidad en curva pretendida al eliminar las polleritas habrá muerto para siempre en el olvido. En realidad ya mismo los autos andan casi como el año pasado y el efecto suelo sigue siendo enorme, lo cual se hizo bien evidente en las curvas grandes de Río de Janeiro, donde los pilotos volvieron a experimentar el esfuerzo que significa la fuerza centrífuga a que se ven sometidos unos autos que pueden doblar de manera tan eficiente.

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981
Primera curva en la carrera con Reutemann en punta seguido por Patrese y Jones. Piquet ya había sido superado en la misma largada

Sin suspensiones novedosas, ateniéndose simplemente al reglamento en su letra y su espíritu más puros, los Williams volvieron a demostrar que son un chasis de extraordinario nivel. Pero a la vez, todo el equipo Williams brilló a la altura de sus mejores momentos en el duro trabajo de puesta a punto, y desde las primeras pruebas del miércoles hasta la última hora de clasificación del sábado, el poderío del equipo más sólido de la Fórmula 1 quedó bien determinado por el progreso obtenido. La experiencia de los dos pilotos es el factor fundamental para ir obteniendo progresos de adherencia a medida que se suceden las sesiones de entrenamiento, y por eso al cabo de los dos días de clasificación los Williams sólo se habían visto relegados por el impresionante Brabham, pero se fueron alejando notoriamente del resto de los equipos, donde los medios técnicos son menores, y donde a la vez los pilotos ofrecen menos datos, necesarios para avanzar lo máximo posible. De Long Beach a Río había mucha diferencia en cuanto al tipo de circuito, y sin embargo, los dos Williams estaban nuevamente al frente de todo el pelotón, aspirando con más solidez que nadie a los nueve puntos de la victoria... más los seis puntos del segundo puesto.
Nuevamente, Piquet y Patrese estaban allí cerca y eran en realidad los únicos que podían amenazar seriamente a los autos del equipo campeón, aunque el desarrollo de la carrera quedaría luego remitido a una simple formalidad entre Reutemann y Jones, Que no fue una formalidad, como se vio después. Pero esa es otra cuestión.

Domingo con lluvia

El domingo a la mañana era inevitable pensar en la reciente carrera de Sudáfrica, donde Reutemann había ganado brillantemente con su acertada elección de gomas slick pocos minutos antes de largar. Lluvia sostenida desde la mañana, paró un rato poco antes del mediodía y volvieron a caer unas gotas de mal agüero una hora antes de la largada, mojando la pista por completo.
El que más debe haber pensado en la astucia de Reutemann en Sudáfrica habrá sido el brasileño Nelson Piquet, que se jugó una carta de todo o nada eligiendo gomas lisas, a pesar del criterio completamente opuesto de la gente de Michelín y de los propios miembros del equipo que miraban el cielo sin creer en el optimismo de Piquet que apostó al cese de la lluvia.

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981
Desafortunada elección de Piquet con los neumáticos. Aquí en el momento de hacer uno de los trompos que sufrió en carrera, mientras están por superarlo De Angelis y Jarier

El brasileño se equivocó de medio a medio; no pudo aprovechar para nada la enorme ventaja que significaba largar en pole position en un día de lluvia, y se autoeliminó de la lucha por la carrera desde el mismo momento en que se puso la luz verde. Y lógicamente quedó patinando en el lugar con sus gomas slick mientras Reutemann partía sin fallas rumbo al primer puesto. Como en Long Beach, los tres primeros puestos quedaron nuevamente en manos de los dos Williams y del Arrows de Patrese. Pero esta vez no hubo prácticamente lucha entre ellos, y en la misma primera vuelta Jones lo sobrepasó a Patrese como para no permitir que Reutemann se le alejara más de los famosos siete segundos de diferencia que pueden significar -de acuerdo a la estrategia del equipo- que la carrera quede en manos del argentino si se encuentra algo más adelante sobre el piloto número uno del team. En esas primeras vueltas, en medio del impresionante spray que levantan los autos, Jones no logró, sin embargo, colocarse a la cola de Reutemann, que conducía la fila india con autoridad imperial, y en rigor había siempre entre tres y cuatro segundos de diferencia entre ambos haciendo prever que si todo continuaba así, podría haber una definición final ordenada desde el box.

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981
La imagen repetida de Brasil, Reutemann en punta seguido por Jones. Por momentos fueron muy cerca, pero el argentino siempre mantuvo una diferencia que fue decisiva al final

Detrás de los dos Williams, Patrese quedó rápidamente sólo, y giró así toda la carrera para llegar a un tercer puesto digno pero sin alternativas de interés. En cambio, a espaldas de Patrese se sucedían pelotones endiablados donde Villeneuve venía con el alerón delantero totalmente torcido por un toque en el momento de largar (donde también habían quedado inmóviles los autos de Arnoux, Andretti, De Cesaris y Serra) lo cual no pedía la conducción siempre espectacular del canadiense, exagerada si cabe, por las impresionantes llamaradas que salían del motor turbo cada vez que frenaba y bajaba cambios para una curva aguda. Jarier y Laffite lucharon largo rato con Alain Prost, Nigel Mansell hizo una carrera excelente con un auto herido en el zafarrancho inevitable de la largada bajo la lluvia y Patrick Tambay volvió a demostrar que el Theodore es un auto con posibilidades muy superiores a lo que se podría haber supuesto originalmente de acuerdo al prestigio anterior del equipo.

Pero la gran carrera fue indiscutiblemente la de Marc Surer. Cuando uno piensa que el suizo casi no corre porque en realidad el único Ensign estaba previsto para el colombiano Londono, debe valorar todavía más el mérito de Surer, que manejó en todo el fin de semana con una agresividad que impresionaba. El corolario fue una trepada que sólo puede calificarse con diez puntos y que lo llevó a un cuarto puesto que es la mejor colocación obtenida hasta ahora por Ensign y que volverá a plantear una duda terrible en el afable Morris Nunn. ¿Lo podrá dejar sin correr al suizo en Buenos Aires si acaso Londono soluciona sus problemas reglamentarios?. La verdad es que si eso pasa sería realmente decepcionante después de haber visto a Surer bajo la lluvia.
Elio de Angelis, dedicado en forma obligatoria al Lotus 81, perdió el cuarto puesto a manos de Surer pero brilló de todos modos con un auto que puede estar a nivel de punta si el equipo de Chapman no tiene que diversificar esfuerzos entre dos caminos distintos (algo que ya pasó una vez con el Lotus 79 y el 80), ocupándose además de los complicados problemas reglamentarios que plantea su doble chasis. Laffite, en cambio (último puesto puntable en Río de Janeiro), se ganó el punto al final después de haber sido durante casi toda la carrera el perseguidor de su eventual compañero de equipo Jean Pierre Jarier, cuyas acciones bajaron sobre el final porque el motor Matra denunciaba sus flaquezas con un ruido que presagiaba destrucción a corto plazo.

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981
Con el pasar de las vueltas Elio de Angelis fue consiguiendo una posición puntable con el Lotus 81 merced a un buen trabajo

Lo espectacular de una carrera bajo la lluvia se pudo ver claramente en Río de Janeiro, donde lo difícil de circular con agua produce pelotones de autos que andan en grupo aunque haya gran diferencia entre ellos. Así, autos tan dispares como el Tyrrell de Zunino (intenible), la Ferrari de Villeneuve -con un alerón totalmente doblado- Piquet y Pironi con gomas slick, o Jarier con motor herido y Mansell con los laterales arruinados, se encontraban en pelotones impresionantes que recorrían todas las rectas en medio de una verdadera nube donde uno no sabe como los pilotos pueden ver lo que hay diez metros por delante.
Por encima de todo ese grupo, los dos Williams parecían disputar otra carrera, y si bien es cierto que los rezagados suelen abrirse respetuosamente cuando se avecina el piloto puntero, no es menos cierto que los dos Williams dejaban atrás a sus rivales con una diferencia llamativa aún en plena recta y lanzados a fondo. El único obstáculo difícil fue Keke Rosberg en un momento clave de la carrera, ya que durante varias vueltas obstaculizó el paso de Reutemann que le sacaba una vuelta, y permitió el acercamiento de Alan Jones casi a la cola del argentino. Pero cuando Reutemann encontró por fin el agujero, Rosberg le quedó de regalo al australiano y allí Reutemann volvió a escaparse como dispuesto a poner diferencia entre su auto y el de Jones. El australiano, consciente de que para esperar la decisión del box tenía que estar siempre cerca de Reutemann, arriesgó una frenada bien difícil al fondo de la recta más larga para dejar atrás al obstinado Rosberg (dicho sea de paso, absurdamente obstinado) y seguir cerca del Williams número dos. Ya llegaba el tramo final de la carrera y todo se jugaría entonces en el box de Williams.
Durante largo rato, las dos pizarras del equipo se limitaban a mostrar la diferencia con Patrese, el tiempo de vuelta (rítmica mente alrededor de 1m55s) y en algún caso la diferencia con Piquet para dejar bien tranquilos a los dos pilotos sobre la desaparición de la amenaza del brasileño. Pero la pregunta de todo el mundo era una sola: ¿Cuándo aparecerá el cartel que indique que debe ganar Jones?. ¿O Frank Williams habrá cambiado de táctica?.

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981
Habiendo llegado a terciar en la lucha por el quinto lugar Laffite se retrasó, pero sobre el epílogo doblegó a Jarier ubicándose sexto

No había cambiado en los más mínimo. Cuando faltaban nueve vueltas apareció por fin el temido cartel que ordenaba invertir todo lo que se había visto en pista, por medio de una simple inscripción donde se leía "Jones - Reut". La señal se repitió en dos ocasiones más y luego durante otras dos vueltas, los señaleros volvieron a las marcas habituales que indicaban la diferencia con Patrese y las vueltas que faltaban para el final. Las posiciones seguían, sin embargo, totalmente estables, con Reutemann unos cuatro segundos adelante de Jones y entonces, en manos de Charles Crichton Stuart, apareció nuevamente el cartel "Jones - Reut" como para que no hubiera duda alguna. ¿Lo habría visto Reutemann?. En el box creían que sí. Se marcó entonces que sólo faltaban dos vueltas para terminar la carrera, pero allí se produjo lo que causó un poco de sorpresa. La aparición del hombre de la bandera a cuadros que avanzó hacia la línea de llegada dispuesto a dar por terminada la carrera. En el box de Williams, las señales aún tenían las pizarras colocadas indicando a sus pilotos que todavía faltaba la vuelta final, pero en el momento que Reutemann cruzó nuevamente la línea cayó delante suyo la bandera a cuadros, coronándolo una vez más como ganador del Gran Premio de Brasil.
Nadie podrá discutirle lo que Reutemann hizo en la pista. Pero de ahora en más, ese tipo de final no se repetirá más en el equipo Williams. Reutemann y Jones comparten la punta del campeonato y como tales, son ahora más rivales que nadie.

Por Germán Sopeña
Notas Ricardo Delgado. Fotos G.S. y R.D.

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Ricardo Zunino y el Tyrrell

¿La tormenta se cierne sobre el equipo campeón?
Alan Jones: "A partir de hoy Reutemann es un enemigo mas"

El Gran Premio del Brasil culminó inmerso en la expectativa suscitada por los movimientos en boxes del team ganador y el comportamiento de sus dos pilotos ante la definición de la competencia. Para aclarar el polémico tema, nada mejor que recurrir a los propios protagonistas. Así, inmediatamente después de la carrera fuimos a ver a Frank Williams, cuyas respuestas no dejaban lugar a dudas. "Se puso la orden para que Carlos lo dejara pasar a Alan porque eso era lo establecido en un caso como éste, y porque ambos pilotos estaban comprometidos con lo que firmaron".
Una vez que aparece la orden en los paneles de boxes, ¿en qué momento el piloto que va adelante debe dejar el paso al que viene atrás?
"En la vuelta siguiente. Absolutamente".
Y la disconformidad de Frank Williams era tanto más evidente porque en el box había aparecido nada menos que cinco veces el cartel de "Jones-Reutemann" que debía dar el triunfo al australiano.
¿Y si Reutemann no lo vio?
"..."
Williams prefirió no contestar y esbozó en cambio un gesto escéptico.
Reutemann, por su lado, explicaba inmediatamente después de llegar del podio (un podio de dos porque Jones se fue enojado) que jamás logró ver el famoso cartel. "Las condiciones del circuito eran muy difíciles y tenia que hacer todo lo posible para mantener el auto en la pista. Nunca pude ver el cartel de boxes e incluso no lo vio a Alan Jones detrás mío porque la nube de spray no deja ver nada". Pero si es probable que no lo pudiera ver a Jones detrás, es más difícil imaginar que un piloto con la experiencia de Reutemann no haya visto el cartel que apareció sistemáticamente en el box de Williams a partir del momento en que sólo faltaban ocho vueltas para terminar la carrera, y el triunfo estaba asegurado en manos del equipo Williams.

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981

Por supuesto, Alan Jones no estaba de muy buen humor. Si buen saludó a Reutemann, yéndole a dar la mano al pie del podio, no quiso subir a recibir la copa ni escuchar los himnos, y se volvió a la casa rodante visiblemente molesto y evitando hacer declaraciones en caliente. "Más vale que hable dentro de un rato, cuando piense lo que voy a decir", contestaba textualmente. Y cuando pocos minutos más tarde aceptó tratar el tema, sus palabras fueron simples y concretas. "Creo que Carlos tomó una decisión de muy corto alcance (textualmente dijo "short-sighted" o sea corta visión) con tal de ganar la carrera. Yo esperaba la decisión del equipo y por eso no ataqué en ningún momento sus posiciones. Ahora sé que, de esta carrera en adelante, Reutemann es para mí lo mismo que correr contra Piquet, Villeneuve o Laffite".
En el fondo, Jones hizo un descubrimiento más bien banal ya que siempre tuvo que suponer que cada piloto es un ser individual y que cada uno lucha por su propio campeonato, por más que acepte ciertas reglas de juego que se plantean muy raramente. La desgracia de Río de Janeiro es que esas circunstancias que se dan rara vez se produjeron en esta ocasión en forma perfecta y recordaron por lo tanto lo que sucedió durante todo el año 1978, en el cual el equipo Lotus hizo respetar rígidamente la disciplina establecida y Ronnie Peterson acató humildemente la decisión, circulando como la sombra de Mario Andretti pero sin olvidar jamás su posición de número dos. La diferencia con Peterson es que Reutemann, consciente o inconscientemente, eso sólo lo sabe él mismo, no aceptó jugar el papel de número dos, porque justamente no es un piloto para ser segundo de nadie. Y ganó así una carrera de gran calidad, aún cuando el futuro pueda plantear otros problemas que nunca habían aparecido hasta hoy.
Hasta ahora los autos eran exactamente iguales y los pilotos recibían idéntico material técnico, especialmente en lo que a motores se refiere, ¿pero seguirá siendo así en el resto de la temporada? La respuesta pertenece por completo a Frank Williams y Carlos Reutemann será indiscutiblemente prisionero de esa posibilidad.
Nada está decidido de todos modos. Durante un año pueden pasar muchas cosas y el campeonato 1981 recién comienza. El equipo Williams está asimismo indiscutiblemente feliz de tener a sus dos pilotos a la cabeza del campeonato y de haber marcado por quinta vez consecutiva un impresionante uno-dos. Pero Reutemann y Jones serán de ahora en más dos rivales y no dos compañeros de equipo. Para el deporte mucho mejor, porque el dominio de los Williams ya se hacia abrumador y todas las carreras parecían calcadas sobre el mismo molde. Pero para el equipo Williams puede ser una desventaja considerable y todos -Reutemann y Jones incluidos- podrán perder algo en estas nuevas circunstancias.

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Keijo Rosberg

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Bernie Ecclestone se sometió a una riesgosa prueba con un motociclista que saltó sobre varios monoplazas de Fórmula 1, sentandose en el último de ellos

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Gilles Villeneuve. Ferrari 126 CK

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Gilles Villeneuve

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Alain Prost con Renault colisionó con el Ferrari de Didier Pironi

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Patrick Tambay. Theodore TY01

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Jean Pierre Jabouille. Ligier

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Un podio que no habla para nada de alegría. Reutemann con la mirada perdida, Patrese todavía sin la euforia del champagne y al otro lado el sitio que Jones dejó vacante

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981

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El más perjudicado por el toque de Villeneuve fue Arnoux. Hacia mitad de carrera, en otra escaramuza, la otra Ferrari eliminaba también al otro Renault

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Igual que en Long Beach, Villeneuve "se lució" en la largada, aunque esta vez hizo "strike" en el medio de la grilla. Así le quedaba el alerón delantero

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Watson y Surer protagonizaron uno de los duelos más interesantes en Brasil en la lucha por el quinto puesto. Terminó con un trompo de Watson y un excelente cuarto puesto de Surer

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Fue el sábado, durante la clasificación, cuando Reutemann fue personalmente a observar la polémica suspensión de los Brabham

Reutemann: "Nunca vi ningún cartel"

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El podio tenía un claro evidente. Alan Jones no había querido subir al escalón número dos, disconforme con el desarrollo de la carrera, y Reutemann se limitó a charlar dos o tres palabras con Patrese mientras la banda brasileña ejecutaba impecablemente el himno argentino de punta a punta. Con copas y laureles en la mano, satisfecho como puede estarlo todo corredor después de llegar primero, Reutemann se refugió en el box de Williams, se sacó el antiflama y se dispuso a contestar lo que todo el mundo quería saber. ¿Había visto el cartel del box?. ¿Lo había desobedecido a propósito?. ¿Creía que la carrera terminaba después?
- "Nunca vi ningún cartel. La carrera fue difícil porque llovía todo el tiempo y había que concentrarse en el auto para no cometer el más mínimo error."
- ¿Sabías que Jones venía detrás tuyo?
- "Ni siquiera lo pude ver a Jones detrás, ni sabía que era el auto que me seguía. Desde el momento que largué, no vi tampoco a Piquet que estaba a mi lado, doblé adelante y seguí así hasta el final"
- ¿Te confundiste al ver que te bajaban la bandera?
- "Un poco, porque creía que faltaba una vuelta más. Seguí como si aún faltara una vuelta por si acaso"
- ¿Fue muy difícil pasar a Rosberg?
- "Si, fue un momento muy largo, porque Rosberg no dejaba lugar, no sé si no me veía, y no quería arriesgarme a un toque peligroso entre los dos."
- ¿Que hablaron con Jones al bajarse de los autos?
- "Vino a saludarme, me dio la mano y eso fue todo"
Por ahora...

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981
Esta escena probablemente no vuelva a repetirse. Hasta el domingo el equipo Williams era un ejemplo de trabajo en conjunto, como lo muestra la foto. ¿Qué pasará de ahora en mas?

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981
Sorpresivamente aparecieron estas auxiliares de Boxes en Río. No se sabe que función cumplían pero fueron muy solicitadas

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981
Escena ilustrativa del drama de los March. Semitrompo de Salazar mientras pasa Patrese. Otra vez, ni el chileno ni Daly clasificaron para largar

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Chapman, Piccinini, Mazet y Ligier, en primer plano, en una de las tantas conversaciones sobre el Lotus 88, que finalmente quedó descartado por segunda vez

Zunino: Entre resignado y satisfecho

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981
Zunino junto a su nuevo "patrón" Ken Tyrrell. El argentino no contó con un auto adecuado en Brasil. Es de esperar que tenga una mejor oportunidad en Argentina

No tenía mucho que decir. A los problemas que el auto presentó durante el fin de semana, había que sumarle la lluvia, un elemento que a nadie le gusta y que en este caso en particular agudizó lo anterior.
Todo esto enmarcado en una situación muy particular: un nuevo team, un auto que poco tuvo que ver con el Brabham que condujo hasta Sudáfrica con intervalos y el peso de una situación que parece no definirse nunca. Esas fueron las características principales de esta reentrée de Ricardo Zunino en la F-1, esta vez a bordo de un Tyrrell.
"Si hubiese corrido con el muletto de Cheever, que usé para clasificar, creo que todo hubiera sido distinto. Andaba mejor y creo que se podía hacer un buen papel. En todo momento el auto se mostró muy duro y difícil de manejar, en los lugares veloces, se comportaba en forma irregular y la situación era bastante comprometida y me obligaba a cuidarme mucho... Hablé con Tyrrell para ver si en Argentina las cosas podían cambiar y me dijo que trataría de hacer lo posible, espero que todo ande mejor que aquí.."
Así, lacónicamente si se quiere, Ricardo Zunino explicó lo de Río. Que sólo le habrá servido como experiencia por la presentación en sí junto con la troupe de F-1 pero que por lo demás, dudamos que le haya servido para algo. Aunque seguramente, el sanjuanino sólo debe estar pensando en lo importante que sería si sirviera como punto de partida para una campaña sin interrupciones.

Ángel Guerra: "Todavía nos falta tiempo"

Fórmula 1 - Gran Premio de Brasil de 1981

Evidentemente, Ángel Guerra ha tomado estas primeras experiencias en F-1 con mucha serenidad. De otra forma no se justifica cómo, quedando marginado tanto en Long Beach como aquí en Río, se haya mostrado medidamente conforme con su producción. Y evidentemente llegamos a la conclusión de que la actitud de Ángel es un acierto. Auto nuevo, pilotos nuevos, gomas nuevas, tal lo que ofrece Osella y a la F-1 y todo conforma una situación difícil de superar. Más tratándose de un medio tan selectivo y que exige tanto en líneas generales a los pilotos y equipo.
"Por la experiencia que tengo, creo que el auto anda bastante parejo en todos lados. Se comporta de la misma forma tanto en lugares trabados como en los veloces. Pero no puedo abrir juicio sobre nada más. Ahora estamos cambiando el motor para ver si mejoramos..."
Apoyado en la baranda de boxes, el piloto argentino nos daba sus escuetas opiniones durante los entrenamientos del sábado por la mañana. A pocos metros de él, el Osella totalmente despanzurrado y un Cosworth flamante esperaba poco más atrás... Pero toda la expectativa de Guerra quedaría trunca al cabo de la segunda y última sesión...
"Con el auto como estaba ayer no conseguí entrar en los tiempos de los clasificados, entonces decidimos cambiar todo radicalmente. Tocamos las suspensiones y los distintos reglajes, pero tampoco pasó nada y no pude hacer mucho. Realmente fue una lástima que pasara esto, porque el motor que me pusieron esta mañana andaba un poco más fuerte que el otro. Lamentablemente necesitamos trabajar una semana en cada circuito porque tenemos muchas cosas por descubrir y todo es muy nuevo en el equipo".
Así culminó el argentino su segunda presentación en la F-1. Frustrada, es cierto, pero con la suficiente carga de experiencia que algún día seguramente sabrá aprovechar.

R.O.D.

Orden de partida

 

Carlos Reutemann
Williams Cosworth
1m35s390

Nelson Piquet
Brabham Cosworth
1m35s079
a 190.490 Km/h

Riccardo Patrese
Arrows Cosworth
1m36s667

Alan Jones
Williams Cosworth
1m36s337

Bruno Giacomelli
Alfa Romeo
1m37s283

Alain Prost
Renault Turbo
1m36s670

Rene Arnoux
Renault Turbo
1m37s561

Gilles Villeneuve
Ferrari Turbo
1m37s497

Elio De Angelis
Lotus Cosworth
1m37s734

Mario Andretti
Alfa Romeo
1m37s597

Keijo Rosberg
Fittipaldi Cosworth
1m37s981

Héctor Rebaque
Brabham Cosworth
1m37s777

Eddie Cheever
Tyrrell Cosworth
1m38s160

Nigel Mansell
Lotus Cosworth
1m38s003

Jacques Laffite
Talbot Ligier Matra
1m38s273

John Watson
McLaren Cosworth
1m38s263

Marc Surer
Ensign Cosworth
1m38s570

Didier Pironi
Ferrari Turbo
1m38s565

Andrea De Cesaris
McLaren Cosworth
1m38s780

Patrick Tambay
Theodore Cosworth
1m38s726

Chico Serra
Fittipaldi Cosworth
1m39s326
Siegfried Stohr
Arrows Cosworth
1m39s190
Ricardo Zunino
Tyrrell Cosworth
1m39s798
Jean Pierre Jarier
Talbot Ligier Matra
1m39s398
Suplentes
Giuseppe Gabbiani
Osella Cosworth
1m40s709
Jan Lammers
ATS Cosworth
1m39s844
Eliseo Salazar
March RAM Cosworth
1m43s267
Miguel Angel Guerra
Osella Cosworth
1m40s984
Derek Daly
March RAM Cosworth
19m04s336

 

Gran Premio de Brasil

 

Autódromo de Jacarepaguá. Circuito de 5.030 metros. 62 vueltas.

Recorrido Total 311.860 Km
29 de Marzo de 1981

1

Carlos Reutemann

Williams W07C Cosworth

2h00m23s66

2

Alan
Jones

Williams FW07C Cosworth

2h00m28s10

3

Riccardo
Patrese

Arrows A3 Cosworth

2h01m26s74

4

Marc
Surer

Ensign MN180B Cosworth

2h01m40s69

5

Elio
De Angelis

Lotus 81 Cosworth

2h01m50s08

6

Jacques
Laffite

Talbot Ligier JS17 Matra

2h01m50s49

7

Jean Pierre
Jarier

Talbot Ligier JS17 Matra

2h01m53s91

8

John
Watson

McLaren M29F Cosworth

a 1 vuelta

9

Keijo
Rosberg

Fittipaldi F8C Cosworth

a 1 vuelta

10

Patrick
Tambay

Theodore TY01 Cosworth

a 1 vuelta

11

Nigel
Mansell

Lotus 81 Cosworth

a 1 vuelta

12

Nelson
Piquet

Brabham BT49C Cosworth

a 2 vueltas

13

Ricardo
Zunino

Tyrrell 010 Cosworth

a 4 vueltas

Promedio del ganador: 155.450 km/h

RV

Marc Surer

Ensign MN180B Cosworth

1m54s30
a 158.453 Km/h

Abandonos

Rene
Arnoux

Renault RE27 Turbo

Incidente en la largada

Mario
Andretti

Alfa Romeo 179

Incidente en la largada

Chico
Serra

Fittipaldi F8C Cosworth

Incidente en la largada

Andrea
De Cesaris

McLaren M29C Cosworth

Incidente en la largada

Didier
Pironi

Ferrari 126 CK Turbo

Toque c/Prost

Alain
Prost

Renault RE26 Turbo

Toque c/Pironi
Siegfried
Stohr
Arrows A3 Cosworth
Trompo
Héctor
Rebaque
Brabham BT49 Cosworth
Motor
Gilles
Villeneuve
Ferrari 126CK Turbo
Motor
Bruno
Giacomelli
Alfa Romeo 179
Bobina de encendido
Eddie
Cheever
Tyrrell 010 Cosworth
Suspensión

CAMPEONATO
(Disputadas dos competencias)

1 Carlos Alberto Reutemann
15
  Alan Jones
15
3 Nelson Piquet
4
Riccardo Patrese
4
5 Mario Andretti
3
Marc Surer
3
7 Eddie Cheever
2
Elio de Angelis
2
9 Patrick Tambay
1
Jacques Laffite
1

COPA DE CONSTRUCTORES

1 Williams
30
2 Brabham
4
Arrows
4
4 Alfa Romeo
3
Ensign
3
6 Tyrrell
2
Lotus
2
8 Theodore
1
Talbot Ligier
1

Vea también

Gran Premio de Long Beach 1981

Gran Premio de EE.UU. (Long Beach) 1981
Revista Corsa Nro 772. Marzo de 1981

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Historia de hombres y máquinas

Por Gustavo Ernesto Lopez

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