7ma etapa. Una salida borrascosa. 22 kilómetros de diferencia. Cinco testimonios para ordenar una hipótesis. Otras precisiones. 8va etapa. La locura de los radiadores. 9na etapa. "Las posiciones experimentarán pocos cambios..."
Viernes 29 de octubre
7ma etapa. Lima - Tumbes. 1321,6 Km
Sugerir que todo fue obra de la fatalidad, tiene mucho de simplista. Se me ocurre un recurso ordinario para cumplir, que bajo ningún punto de vista está al nivel de la historia particular de la Gran Carrera. Sería como llenar un trámite mas....
Decir de la muerte de Daniel Urrutia -nunca olvidada- fue producto de la mala suerte y seguir haciendo el camino de la carrera como si tal cosa, se me hace como echar una palada de tierra en una tumba que está abierta desde hace 45 años. Y despreocuparse por esa herida.
Como éste -sin presuntuosidad alguna- trata de ser un documento base que busca reunir los principales elementos de la carrera a fin de armar y/o recomponer la estructura de la historia mas verídica, dejo a la mala suerte en paz. Y ordeno que todo lo que puedo, repasando aquel viernes 29 de octubre que arrancó en las sombras de la noche. Todos los datos que poseo -los mas rotundos-, están acá. Insisto: si hay otros datos por ahí dispersos, es la hora de acercarlos porque nuestra historia, toda la historia del automovilismo siempre será poca.
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La salida de Lima fue borrascosa. El horario establecido reglamentariamente fue el de la hora cero de la madrugada del viernes, con 10 segundos de luz entre uno y otro coche.
La hoja de ruta permite leer, acerca de las características del camino a Tumbes: "...La mayor parte de este trayecto cuenta con calzada pavimentada y el resto es camino enripiado de piso firme. La ruta se desarrolla generalmente próxima a la costa oceánica, en especial en los primeros kilómetros y también después de Talara.
En la zona llana, rectas, algunas de ellas de gran extensión, permiten buena velocidad pero debe observarse prudencia en el terreno quebrado, donde las curvas cerradas y a veces con poca visibilidad, no pueden tomarse a marcha excesiva". Encuéntrese aquí una parte de la clave sobre el estudio de este drama en particular.
Estándar en su exterior, el Chevrolet 47 de Eusebio Marcilla, el "Caballero del camino"que recibe el saludo de la gente
La salida debía darse en la Plaza de Armas, teniendo la iglesia catedral de Lima, a la derecha. "Salida por la calle Huallaga y su continuación. Cruce de la avenida Tacna. Doblar a la izquierda por la calle Tayacaja. Volver a doblar en la calle Ica, primero, y en la calle Oroya, después. Un rond-point y entrada a la avenida Bolognesi...".
Después se tenía que cruzar el puente de hierro y hormigón armado sobre el río Rimac y en el kilómetro 4,6 teniendo la Escuela Nacional de Ingenieros a la derecha, largar sobre la pavimentada ruta Panamericana.
Hubo idas y venidas. Se decidió modificar el lugar de la largada, eligiéndose el Puente de Piedra en lugar de la avenida Wilson. (Los derechos civiles estaban suspendidos y la revolución llegaba). Y por eso, "pocos centenares de personas se alinearon a lo largo de la carretera Roosevelt, para presenciar la salida de los corredores". (Cable de AP).
Puente de Piedra, según la hoja de ruta aparece ubicado en el kilómetro 22, después de pasar el río Chillón.
Aquí señalo otra clave para interpretar mejor la carrera. El promedio de la etapa se construyó sobre la distancia original (1321,6 kms.): 111,731 km/h.
Los fragmentados cables de aquel día aseguran que Fangio superaba muchos autos. Primero en el camino y en los tiempos. Pero ¿había largado desde el 23° lugar? Por planilla tenía que haber salido 3m40s después de Oscar Gálvez.
Analicemos los cables del paso por Casma (361,6 kms.)
"Fangio bordeó la plaza de Casma y dobló a la derecha por la Avenida de Manco Capac. Eran las 2h57m de la madrugada. Su tiempo neto, de 2h53m50s. Oscar llegó a las 3h3m (el mismo tiempo neto)". Hagamos cuentas: Fangio habría descontado 9m10s. Una evidente barbaridad que después -ver testimonio número 5- resolverá el propio Fangio.
Lo que resulta concreto es que mas adelante, Oscar se acerca a Fangio. En Trujillo (553,3 kms), Fangio tenía un tiempo neto de 4h34m20s (116 km/h) y que Oscar marchaba muy cerca del coche número 1. Es muy probable que alguna pinchadura pudo haber vuelto a acercar a los dos hombres. ¿Dónde se produjo el vuelco? Antes de Chicama (585,71 kms) ¿Y cómo? .
El Chevrolet de Fangio luego del accidente; se lo ve a su lado a Manuel "Corner" Sojit. La gente había logrado volver a poner de pié al bólido herido. (Este testimonio gráfico se debe al fotógrafo argentino José M. Urteaga, autor de los más valiosos testimonios gráficos de la gran carrera)
Los cinco testimonios
Testimonio N°1. "Resulta difícil precisar la forma en que se produjo el accidente... Las primeras informaciones recibidas en el ACA por conducto de la delegación que viaja en el avión fletado por la institución y por radiotelefonía anticiparon la gravedad del percance. Al parecer, en plena carrera y desde luego que a gran velocidad, se rozaron las máquinas tripuladas por Fangio y Gálvez, volcando espectacularmente la del primero. Mientras Fangio resultó con heridas que no hacen peligrar su vida, Urrutia recibió lesiones gravísimas que determinaron su muerte. Los tripulantes del noche N°1 fueron recogidos por Eusebio Marcilla quien, en un gesto que lo honra, decidió abandonar la prueba y retornar con ellos a Trujillo... El avión del ACA que con ese motivo descendió en la mencionada ciudad, dejando un representante de la entidad para que acompañase a los accidentados... Los volantes Manuel Montes y Adolfo Perazzo abandonaron en Trujillo para acompañar a Fangio... Marcilla, a instancias del propio Fangio que internado en el hospital de Trujillo ignoraba la suerte de su acompañante reanudó la prueba..." (Cable de AP).
Testimonio N° 2. La institución organizadora, por intermedio de su oficina de carreras, dio a publicidad el siguiente comunicado: "El ACA cumple en informar a los aficionados en general, con el propósito de aclarar suposiciones erróneas y versiones antojadizas que circulan a raíz del accidente acaecido al corredor Juan M. Fangio, que esta madrugada, en una conversación radiotelefónica con el representante de la entidad que viaja en el avión Zona especialmente fletado para seguir la carrera, que el corredor Fangio declaró al citado delegado del ACA que el competidor Oscar Gálvez no chocó con Fangio y que ayudó al piloto de Balcarce en el accidente que le ocurriera" (parte de prensa del Automóvil Club Argentino).
Testimonio N° 3. Poco después Oscar Gálvez declaró al director de la prueba, señor Francisco A. Borgonovo: "Fangio me había pasado y como llevaba un fuerte tren -aproximadamente 150 km/h- opté por seguir detrás. Muchos kilómetros anduvimos en esa posición hasta que de pronto, con gran sorpresa, advierto que el coche de Fangio comienza a hacer peligrosos zig-zag por el camino hasta que sale de él, dando tumbos hacia un costado. En mi afán de evitar la embestida hice una maniobra brusca y mi coche también volcó sobre
el otro costado. Herrero y yo nada teníamos de modo que pudimos cruzar corriendo el camino para ir en auxilio de Fangio y su acompañante. A Urrutia lo encontramos tendido fuera de la máquina, herido, mientras Fangio permanecía desvanecido dentro de la misma. Con mi acompañante lo ayudamos a salir y en la tarea Fangio reaccionó y me pidió que lo dejase y siguiese en carrera. Fuimos con
Herrero hasta el camino para llamar la atención de los espectadores y camaradas que pasaban. Varios corredores pasaron sin vernos hasta que llegó Marcilla y se detuvo ofreciéndose para llevar a los heridos. Colocamos a Urrutia y a Fangio, que continuaba pidiéndome que siga en carrera, en el coche de Marcilla que regresó para Trujillo a hospitalizar a ambos pilotos. Cuando Marcilla se marchó con los heridos, yo, con la ayuda del público que había llegado me dediqué a levantar mi coche y reacondicionarlo y después proseguir la carrera. Cuando llegué a Tumbes me enteré con profundo pesar que Urrutia había fallecido" (Revista MOTOR).
Abajo del auto, ni el cansancio ni el trabajo de trasnoche, podían hacerle borrar la sonrisa del rostro de Oscar Gálvez
Testimonio N° 4. "...detrás de Alvarado íbamos corriendo bien. Marchaba ligero y conocía la ruta. Nos ayudaba a pasar al frente, a darle alcance a los punteros... Y llega la curva. Era la última... la alameda que bordeaba el
camino seguía. No podía suponer que existía una curva. Eran las 4 y 40. Un poquito más y sería de día. La curva me sorprendió. Viré y sentí que las ruedas traseras caían fuera del camino. Procuré llevar el coche hacia arriba. Por un instante creí que subía, pero las ruedas de atrás arrastraban. No podía imaginar que la alameda siguiera para un lado y el camino hacia otro. No sabía la profundidad del desnivel, por cuanto la noche impedía verlo. ¡Si hubiera sabido que apenas eran 2 metros de diferencia! Me hubiera sido fácil tirarme abajo, seguir derecho, pero no sabía. Teníamos trabas en las puertas pero no las poníamos. Daniel no quería. Decía que así era más fácil salir para cambiar una goma o cualquier reparación rápida. Nunca había volcado...". Nunca había volcado, nos ha dicho, aunque una de las informaciones nos hablara de un vuelco en la etapa anterior..."). (Fangio a Ricardo Lorenzo, en El Gráfico).
Testimonio N°5. "... en la largada hubo mucha confusión... algunos salieron sin su colocación. Esto me favoreció porque uno de los que perdieron su lugar fue el peruano Alvarado y tuvo que largar detrás de mí. Yo no conocía el tramo para adelante, había mucha niebla y este hombre tenía un coche muy ligero, entonces yo esperé en la ruta hasta que me alcanzó y me pasó. Me puse atrás y empezamos a pasar autos... Por Mazo, a 138 kilómetros de la largada, ya estaba 4° en el camino. nos quedaba solamente alcanzar al "Ñato" Gulle y a Oscar Gálvez cuando al atravesar un pueblecito (Paramanga) a Alvarado, que iba adelante de mí se le atravesó un burro que andaba suelto. ¡Ha! voló el burro, todo y Alvarado volcó, sufriendo diversas heridas. Me
quedé solo. Lo alcanzo a Gulle, lo paso. Se quiso colar atrás y en algunas curvas tomé un poco de tierra para que se me despegara. El camino era de asfalto, pero si uno cortaba mucho las curvas y bajaba las dos ruedas de adentro a la banquina, el polvo que se levantaba, mezclado con la niebla... Porque algunos andaban con una rueda por la tierra. Costaba una barbaridad pasarlos. Urrutia no quería que hiciese eso. Era muy decente. Entonces volví a darle paso a Gulle para que agarrara la punta, pero no caminaba. Lo volví a pasar y después encontré a Oscar. Con Gálvez nos fuimos juntos. Debemos haber hecho así prácticamente 200 kilómetros. Oscar se puso detrás de mí y le quedaba al pelo. Ya debía sentir yo el cansancio de la jornada anterior y de correr casi a ciegas, en la niebla, porque pasé de largo en Trujillo... Es que de Lima salimos muy cansados y para peor la niebla era terrible. No se veía nada. Estaba obligado a una gran concentración para poder andar fuerte, prácticamente a ciegas y eso debe haberme desgastado e inducido al error que me costó el accidente unos kilómetros mas adelante..." ("Cuando el hombre es más que el mito", de Fangio y Roberto Carozzo, p.101).
Impresionante dibujo de aquel artista que fue Güida, publicado en "Crítica". Los autos de Oscar y de Fangio se rozan en el camino y el del balcarceño cae, muriendo su acompañante Daniel Urrutia
Otras precisiones
Hay precisiones que merecen ser tenidas en cuenta como esquema de aproximación a la verdad absoluta.
1° La largada fue muy confusa. Fangio se adelantó a varios coches pero -lo dice él mismo- no largó en el puesto 23°;
2° Los corredores no salieron bien descansados. Sus reacciones no pudieron ser las ideales;
3° La niebla es el peor enemigo del automovilista común. La niebla en el camino de la Caracas, contribuyó para la desgracia en muy alto porcentaje;
4° Fangio alcanzó el primer lugar en el camino, seguido de Oscar Gálvez;
5° Gálvez habla de un zigzagueo en la marcha del coche número 1. ¿Ocurre esto cuando Fangio, en la niebla y por desconocimiento, no tiene todo el coche en el camino y se escapa de la ruta?
6° Recuérdese la hoja de ruta: "... curvas cerradas y a veces con poca visibilidad (que) no pueden tomarse a marcha excesiva..";
7° El propio Fangio traza la más acabada pintura 38 años después. Y habla de "el error que me costó el accidente". Fangio no acusa a nadie. Fangio se culpa. Y esto únicamente lo hacen los grandes. Ni choque ni mala suerte ni otros fantasmas. La muerte de Urrutia no fue impulsada por fatalidad... Aquella maldita etapa de la Gran Carrera, la de la despedida de Lima escapándole a una revolución incipiente, resultó ser mortificante para la carrera.
Figuras claves quedaron a un costado, obligadas a renunciar su llegada a Caracas. Kruuse (vuelco por falla de frenos), Karstulovic (fallas insalvables de motor), Alvarado (vuelco), Luciano Murro y su número 13, el chileno Lorenzo Varoli (primero vuelco y después, remolque)... Y Cafiero, Spinetto, Fornes, Castano...
De los vaivenes fundamentales, Gulle vivió el más azaroso, al perder siete posiciones en la clasificación general y por solidaridad se confirmaban las renuncias de Mujica, Montes y Perazzo, todas emparentadas con la deserción del piloto del coche número 1...
Así las cosas, en Tumbes, exactamente a mitad de camino en punto a jornadas contra el reloj, de los 138 automóviles que se habían puesto en marcha desde la suntuosa avenida Alvear, quedaban descansando 53. La sangría acusaba muy alto porcentaje (62 por ciento, nada menos).
Una página de "Noticias gráficas" con la nota del luctuoso suceso. El auto que se ve abajo, muy destrozado en su frente es el Plymouth de Arturo Kruuse, quien como su compañero Juan P. Otero, resultó lesionado, pero no de gravedad
Lunes 1 de noviembre
8va etapa. Guayaquil - Quito . 421,7 Km
El camino al parque cerrado de Guayaquil fue escenario de un momento insólito de la Gran Carrera. Pascuali había reparado su auto y regresaba al recinto, cuando fue chocado por un vehículo particular que en la colisión, le rompía el radiador.
El radiador. Este elemento iba a tornarse clave de varias situaciones en las horas inmediatas. Pascuali pudo reparar, pero cuando los 53 corredores que todavía estaban en camino apuntaron hacia Quito, Pascuali fue el último en largar.
En la primera parte de la jornada. Oscar siguió dictando su ley. Juan, su hermano, no le perdía pisada. Apareció otra piedra en el camino, el Ford número 3 se detuvo al romper el radiador (!) y Juan, ni lerdo ni perezoso, pasó adelante. Marimón y Marcilla, mientras tanto continuaban siendo dos mastines que no se resignaban a quedar atrás.
Sobre el final, cargó Oscar pero Juan retuvo por 39 segundos el primer puesto en el parcial. El problema de los radiadores, inaugurado por Pascuali y sostenido por Oscar, continuaría con Pablo Gulle. En este caso la secuencia iba a ser mucho más sensible, porque el coche del "Ñato" venía herido. Por el radiador destartalado, el motor entró en ebullición y el coche se detuvo definitivamente.
En Quito durmieron 49 automóviles. Descendía el promedio general y Ricardo López, batallador a perpetuidad, pudo colocar su apellido entre los diez primeros de la carrera. No era poco.
Martes 2 de noviembre
9na etapa. Quito - Pasto. 391,9 Km
Suele ocurrir. Cuando la dificultad es mayor, cuanto menos se conoce el camino, el corredor adopta más precauciones. El tendido hasta Pasto era uno de los más cortos, pero se sabía que no tenía nada de fácil por dos razones: la altura de su desarrollo y el estado de su camino. De los 49 automóviles clasificados en
Quito, se pusieron en marcha 47, desertando el tenaz Rubiol Roca -otro radiador hecho pedazos- y Bradley, que decidía no continuar agregando recargos en su tarjeta, muy atrás en el reloj. Los 47 que largaron en Quito, despedidos por más de 15.000 personas, clasificaron en Pasto. Oscar continuaba marchando como si la prueba recién empezara. Por una maza de rueda, comenzó a perder tiempo Bojanich y también se los supo lentos a dos fuertes: Marimón y Marcilla.
Aquella no fue una jornada desprovista de matices. El exceso de público hizo que cediera una pequeña tribuna pegada al control de llegada. No hubo heridos; en cambio, Víctor García no
pudo evitar atropellar a público muy mal ubicado, a la salida de una curva ciega, con un doloroso saldo: un muerto y varios heridos. Paradójicamente, sin frenos, el coche de Pascuali no se llevaba a nadie por delante, en la llegada.
A todo esto, la ironía comenzó a encontrar espacio. Por primera vez hubo un periodista que hizo cuentas de futuro y repasó que Oscar Gálvez le llevaba 1h19m a Juan; 1h56m a Marimón y 4h22m a Marcilla, rematando todo con un contundente juicio de valor: "Puede pensarse con bastante fundamento (?), que las posiciones experimentarán pocos cambios, de Pasto a Caracas...".
El destino, agazapado, reía a carcajadas.
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